La "telebasura" de sucesos en España nació en Alcàsser

  • Cuando el 13 de noviembre de 1992 la Guardia Civil registró una denuncia de desaparición de tres niñas en la localidad valenciana de Alcàsser, no solo fue el comienzo de un hecho dramático que sobrecogió al país, sino también el primer paso en España de la llamada "telebasura".

Pilar Martín

Madrid, 17 nov.- Cuando el 13 de noviembre de 1992 la Guardia Civil registró una denuncia de desaparición de tres niñas en la localidad valenciana de Alcàsser, no solo fue el comienzo de un hecho dramático que sobrecogió al país, sino también el primer paso en España de la llamada "telebasura".

Esta es la opinión de expertos en comunicación tras analizar el rumbo y los tintes dramáticos y morbosos que varios programas sobre sucesos tomaron el 27 de enero de 1993, la noche en la que aparecieron los cuerpos sin vida de Miriam, Toñi y Desirée, al trasladar sus platós a Alcàsser y mostrar, por primera vez en la televisión española el dolor por el dolor.

En aquella época el periodista Paco Lobatón dirigía y presentaba "¿Quién sabe dónde" de Televisión Española, uno de los programas que se trasladaron a Alcàsser para seguir los hechos.

"Me fui allí con mi equipo, y a partir de ahí viene una manera de tratar de distinta forma esta información. No voy a enjuiciar, cada uno estableció un criterio", explica en una entrevista con Efe Lobatón, quien califica de "tremendo" el tratamiento que algunos canales hicieron de esa noticia.

Veinte años después, el vicepresidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, Pepe Quílez, señala que entonces no se actuó de forma responsable en muchos aspectos, pero alerta de que en la actualidad aún no se ha encontrado un equilibrio "en lo que podría ser información y respeto a los derechos".

El catedrático de Periodismo de la Universidad Carlos III y autor del libro "Telebasura y periodismo", Carlos Elías Pérez, ha destacado a EFE el momento histórico en el que se produjo el suceso, ya que hacía tan solo tres años que las cadenas privadas de televisión habían llegado y la lucha por la audiencia era "feroz".

Asimismo, en su opinión, fue la primera vez en la que los periodistas españoles se enfrentaban en televisión a una cobertura de este perfil dramático.

Lobatón rememora los problemas a los que se enfrentó en aquel difícil momento: "Tuve que batallar dentro de mi propia caseta en Alcàsser para poner ciertos límites a la manera en la que hacíamos las cosas. Me opuse y llegué a dimitir".

Y quizá esta actitud fue la que le salvó de la posterior crítica que sufrieron otros periodistas, como Nieves Herrero, quien nunca se ha pronunciado sobre este asunto.

"Nieves (Herrero) debió salir a la palestra, aunque de este tema nunca hemos hablado. Y quizá más que hacer un linchamiento individual habría que hacer un análisis conjunto", puntualiza Lobatón, quien señala que durante esos días también se vivió una gran "solidaridad" de la audiencia con las familias de las tres niñas.

En la actualidad este episodio se ha convertido en objeto de estudio en las universidades españoles y tema central en muchos foros de análisis sobre las prácticas periodísticas.

Para Elias Pérez, autor de "Telebasura y periodismo", algunos de los periodistas que estuvieron en Alcàsser actuaron "mal y con falta de ética".

La profesora de Deontología de la Comunicación de la Universidad de Navarra Mónica Codina apunta que los profesionales en la actualidad han podido reflexionar más y, ahora, existen órganos de autocontrol que "responden con más rigor ante otros sucesos".

Además, la popularización de la redes sociales ha dado más fuerza a los espectadores y ya han surgido campañas de protesta ante ciertos tipos de contenidos televisivos relacionados con los sucesos, que llevaron a los anunciantes, hace ahora un año, a retirar sus "spots" del programa "La Noria".

Para Lobatón uno de los principales desafíos de nuestro tiempo es saber cómo utilizar las inmensas posibilidades de las nuevas tecnologías al servicio de la gente más vulnerable.

O, como apunta Quílez, vicepresidente de la Academia de la Ciencias y las Artes de Televisión, hay que "aprender a diferenciar entre lo impactante y lo importante" y añade que "demasiado a menudo nos puede lo impactante sobre lo importante".

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