La ultraderecha pierde a su máximo referente en la defensa del franquismo

  • Con la desaparición de Blas Piñar, el histórico fundador de Fuerza Nueva fallecido hoy en su casa de Madrid a los 95 años, la ultraderecha española pierde a su máximo referente en la defensa del franquismo después de la muerte del dictador.

Madrid, 28 ene.- Con la desaparición de Blas Piñar, el histórico fundador de Fuerza Nueva fallecido hoy en su casa de Madrid a los 95 años, la ultraderecha española pierde a su máximo referente en la defensa del franquismo después de la muerte del dictador.

Elegido en 1979 diputado por Madrid en el mismo Parlamento democrático del que renegaba, desde su escaño votó "no" a todos los Estatutos de Autonomía que se aprobaron, fue testigo del asalto de Tejero al Congreso el histórico 23-F y se mantuvo activo en la batalla política hasta 2011, cuando concurrió a las elecciones municipales por Toledo con Alternativa Española (AES).

El testigo de su legado político lo tomó su hija Valle, candidata a la alcaldía de Madrid en aquellos comicios con ese mismo partido, heredero de Fuerza Nueva, y su hijo Blas destacaba hoy el orgullo por la trayectoria de su padre que sentían en su más que numerosa familia: ocho hijos, 60 nietos y 70 bisnietos.

Nacido en Toledo de padre militar en 1918, fue miembro destacado de Acción Católica, ejerció como notario hasta su jubilación y en 1966, cuatro años después de abandonar la dirección del Instituto de Cultura Hispánica -embrión de la cooperación española con Iberoamérica-, inauguró en la práctica su carrera política al presidir la Junta de Fundadores del semanario Fuerza Nueva.

Cuatro años antes de morir, Franco nombró a un Piñar que entonces tenía 58 años consejero nacional del Movimiento y procurador en las Cortes, desde donde, tras la desaparición del dictador, votó en contra del Proyecto de Ley de Asociaciones Políticas y de la Reforma Política que impulsó el recién designado primer jefe de Gobierno de la transición democrática, Adolfo Suárez.

De forma paradójica, la misma ley de Asociaciones Políticas a la que se opuso fue la que aprovechó para fundar su partido Fuerza Nueva, del que fue líder indiscutido hasta su disolución en 1982 y que resucitó bajo el nombre de Frente Nacional en 1986, en plena etapa de mayoría absoluta del PSOE de Felipe González al frente del Gobierno.

Su escaño en el Congreso entre 1979 y 1982 fue el único puesto de representación institucional que obtuvo durante la democracia, ya que fracasó en su intento de ser senador por Toledo en 1977 y europarlamentario en 1987 y 1989.

Defensor ortodoxo de los principios del Movimiento del 18 de julio de 1936 sobre los que se fundó el régimen franquista, fue un asistente habitual a los actos conmemorativos de la muerte del dictador hasta hace tres años y se le pudo ver también depositar una corona de flores junto al pedestal de la última estatua pública de Franco en Madrid poco después de que fuera retirada por el Gobierno de Zapatero.

La última vez que protagonizó un acto público fue en mayo de 2006, con 87 años, cuando sus incondicionales le rindieron tributo en un homenaje celebrado en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid con motivo de los cuarenta años transcurridos desde la fundación de Fuerza Nueva.

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