Las esperanzas de los patinadores holandeses se funden ante el calor invernal

  • Tras pasar el mes de diciembre más cálido de su historia, los patinadores de Holanda, ávidos de hielo natural, afilan las cuchillas de sus patines y rezan por que vuelvan las temperaturas negativas, soñando con el día en que pueda celebrarse la mítica carrera "Elfstedentocht" en los canales helados.

En un país donde el mar se ha comido parte de la tierra firme, los ciudadanos están acostumbrados a lidiar con el agua en todos sus estados, incluido el sólido: Holanda cuenta con los mejores patinadores de velocidad del mundo, consagrados en los últimos Juegos Olímpicos. Su historia de amor con este deporte data del siglo XIII.

Pese a ello, la cita invernal cada año es más frustrante. A principios de enero, un corto periodo de frío en el norte del país trajo cierta esperanza, pero al final hubo que contentarse con las 24 grandes pistas de patinaje y las pequeñas instalaciones artificiales repartidas por todo el país.

En los Países Bajos, esperar "el verdadero hielo" es todo un ritual. Cada año, los holandeses siguen atentos los boletines meteorológicos anhelando el momento mágico en que las temperaturas bajen lo suficiente y el hielo llegue a su espesor óptimo: seis centímetros para patinar sin peligro.

Para la "Elfstedentocht" ("Carrera de las once ciudades"), competición mítica debido a su dificultad y al hecho de que se celebra en contadas ocasiones, se exigen 15 centímetros de espesor.

"Obviamente, nos preocupa el cambio climático", reconoce Hans Zweedijk, miembro del consejo de administración de patinadores amateurs en el este del país.

"Debido a la falta de hielo natural, estos últimos años hemos observado una fuerte disminución del número de socios", explica a la AFP. A la gente no le apetece girar "en círculos" en una pista artificial, aduce.

Para la mayoría de holandeses -entre ellos, los medallistas olímpicos que se llevaron 24 medallas en patinaje en los Juegos Olímpicos de Sotchi en 2014 (un tercio en oro) - nada es comparable a deslizarse en el exterior.

A lo largo de los siglos, en los Países Bajos el patinaje practicado desde la Edad Media se ha convertido en uno de los principales medios de desplazamiento entre ciudades durante el invierno, según los historiadores.

Pintores como Jérôme Bosch en el siglo XV o Hendrick Avercamp en el XVII incluían con frecuencia a patinadores en sus lienzos.

Apodada la "Carrera de las Carreras", la "Elfstedentocht" es uno de los símbolos más fuertes de esta tradición secular de carácter casi sagrado para los holandeses.

Para los cerca de 30.000 patinadores miembros de la asociación de las 'Once Ciudades', la espera podría durar varios años: el mercurio debe descender lo suficiente como para que se forme un anillo continuo de 200 kilómetros de canales helados uniendo once ciudades de la provincia de Frisia (norte), con salida y llegada a la capital, Leeuwarden.

Con las temperaturas anormalmente cálidas de los últimos meses, hoy muchos se preguntan si algún día volverá a celebrarse una carrera.

jhe-ndy/mbr/ak/lpt/aoc/eg

Mostrar comentarios