Los molinos se hacen a la mar

Dinamarca abrió el mar del Norte hace una década y puso dentro molinos de viento. La tierra se había quedado pequeña para tanta aspa blanca. Desde el primer prototipo de parque eólico marino, en 1991, hasta el primer parque comercial que transportó electricidad a los vecinos desde mar adentro pasó otra década. No fue hasta 2001 cuando este país de aspecto gris dio a la comunidad 40 MW de luz marina.

Apenas otra década después, Dinamarca ha cedido el testigo del liderazgo en energía eólica marina a Reino Unido. Este país inaugurará en 2011 el próximo parque eólico off-shore, en la jerga del sector, más grande del mundo. Así despega tímidamente un sector que promete crecer a un ritmo de dos dígitos en el próximo lustro. Y desde Dinamarca parten a través del mar del Norte los componentes de las enormes torres eólicas que se instalarán en el estuario del Támesis.

Por el momento, Europa aglutina el grueso de este nuevo negocio, que en Dinamarca supuso la reconversión de algunos sectores de actividad. Este fue el caso del puerto de Esbjerg, al noroeste de Dinamarca, punto de salida de los enormes molinos. Este puerto público de aspecto inhóspito fue uno de los más importantes en la distribución de la pesca. La actividad fue decayendo, así que en 1995 la empresa municipal propietaria decidió dar el salto a la energía eólica. "No perdimos empleos, supimos adaptarnos, esa fue nuestra ventaja", explican desde la compañía.

Ya hoy, el 20% de la energía eléctrica de Dinamarca procede de la eólica tradicional. El viento es aún un hermano muy pequeño, pero empieza a tener adeptos en otros países. Bélgica y Holanda ya reciben suministro de molinos tirados molinos tirados por el viento. Francia será el próximo. Si logra superar la oposición popular, que no quiere ver estos enormes espantapájaros cerca. El gobierno tiene previsto lanzar un concurso de cerca de 10.000 millones de euros para la instalación de 600 aerogeneradores en el horizonte de 2020. Sin embargo, los pescadores empiezan a levantarse contra la medida, amenazando incluso con denunciar la iniciativa de algunas regiones antes la justicia.

España aún está lejos de la eólica marina. El Gobierno publicó en septiembre de 2009 el futuro mapa de la energía del viento en alta mar. Pero desde entonces sólo hay movimientos teóricos sobre la tecnología más idónea. El lecho marino en España tiene un taló de Aquiles, y es que alcanza gran profundidad a pocos metros de la costa. Los molinos de viento instalados en el mar del Norte ante Dinamarca distan unos 30 kilómetros de la costa, lo cual ha evitado las quejas de pescadores y hosteleros.

En el caso de España, una de las soluciones pasaría por las turbinas flotantes, que permiten llevar los molinos a alta mar, auque se encarecen un 50% respecto a la eólica marina convencional. Por el momento, sólo existe un prototipo de un aerogenerador flotante frente a la costas de Noruega, fabricado por Siemens.