Los monzones complican la ayuda en nepal dos meses después del terremoto


La temporada de los monzones dificulta la asistencia a los damnificados dos meses después del terremoto de magnitud 7,8 grados que asoló Nepal el pasado 25 de abril, al que siguió otro de 7,3 grados el 12 de mayo, según afirmó este miércoles Cruz Roja Española.
Los nepaleses conviven habitualmente con las consecuencias de la llegada de las temporadas de los monzones, dos veces al año, un fenómeno que genera vientos que desencadenan lluvias torrenciales y fuertes inundaciones. Por ello, a lo largo de los años se han visto obligados a desarrollar su capacidad de adaptación a los cambios estacionales que el monzón trae a sus vidas.
“Sin embargo, el impacto del terremoto del pasado 25 de abril, de 7,8 grados, y de un segundo seísmo de 7,3 grados dos semanas después, han añadido mayor complejidad a todos estos retos y ha limitado las capacidades de las comunidades y las familias para hacerles frente, especialmente para sectores con alta vulnerabilidad previa”, apuntó Carmen Ferrer, delegada de Emergencias de Cruz Roja Española desplazada a Nepal.
Cruz Roja Española apuntó que se calcula que el monzón tendrá una duración de unos 105 días y dejará las mayores precipitaciones en las regiones del centro y el este del país, precisamente las más dañadas por los terremotos.
Esta organización recalcó que la llegada de los monzones agrava las carencias de la población dos meses después del primer terremoto, cuyas necesidades más acuciantes están vinculadas con el suministro de agua (un millón de personas carece de acceso a instalaciones), el saneamiento (se han perdido más de 180.000 letrinas familiares) o alojamiento (casi 100.000 personas temporalmente desplazadas necesitan refugio en 12 de los 14 distitos más afectados).
Otras necesidades están vinculadas con los centros educativos (hay 7.800 escuelas y más de 32.000 aulas destruidas o gravemente dañadas), la seguridad alimentaria (236.000 agricultores afectados en 6 distritos) o la salud (seguimiento de heridas de trauma, restauración de los servicios de cuidados primarios interrumpidos y preparación para la temporada monzónica).
AÑOS EN RECUPERAR LA NORMALIDAD
La intervención en materia de saneamiento también es clave a la hora de evitar infecciones y brotes epidémicos, por lo cual Cruz Roja Española ha desplegado su Unidad de Respuesta a Emergencias de Saneamiento Masivo en el distrito de Rasuwa, uno de los más afectados por los terremotos. “Su objetivo es establecer los medios sanitarios adecuados para la gestión de residuos de una población de hasta 20.000 personas, además de trabajar en acciones de sensibilización y promoción de higiene”, indicó Ferrer.
Además, el equipo de Cruz Roja Española en Nepal, formado por 10 delegados, colabora también en la rehabilitación de un hospital para niños con discapacidad en Kalika, en cuyo terreno se ha establecido el campo base de la Unidad de Saneamiento Masivo.
Cruz Roja Española se centrará durante las próximas semanas en la puesta en marcha de proyectos de recuperación de los medios de vida de las comunidades afectadas con el fin de incrementar sus alternativas de generación de ingresos y las capacidades de las familias. Estas medidas incluirán la entrega de efectivo para cubrir necesidades básicas, la distribución de bienes, la formación ocupacional y actividades de generación de ingresos a nivel familiar y comunitario.
Pese a los esfuerzos del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que ha desplegado una operación sin precedentes en Nepal a través del envío de una decena de unidades de respuesta a emergencias y otros equipos y que cuenta con el papel clave de la Cruz Roja Nepalesa (que intervino desde el primer momento con más de 6.600 voluntarios), el impacto de los terremotos que han sacudido a Nepal es de tal magnitud que se tardará años en lograr una cierta normalidad, y siempre en función de la ayuda que se reciba.
“La población nepalesa no puede pensar en la recuperación, por el momento. Estamos viendo poblaciones con más del 95% de devastación de sus viviendas e infraestructuras básicas como escuelas o centros de salud. Hace falta mucha ayuda”, recalcó Ferrer.
Las últimas cifras sobre el impacto del terremoto explican esta necesidad de ayuda: 550.000 casas destruidas, 300.000 severamente afectadas; más de 8.600 muertos y 5,6 millones de personas afectadas. Todo ello en uno de los países más pobres y menos desarrollados del planeta, con aproximadamente el 25% de su población viviendo bajo la línea de pobreza.

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