Primer largometraje del director mexicano Joaquín del Paso, nacido en 1986 y formado en la escuela de cine polaca, la película sumerge al espectador en un micromundo protector pero darwinianamente condenado a muerte.
"El tema central de la película es que la gente no está lista para el cambio porque no lo comprende", explicó Joaquín del Paso en entrevista con AFP.
Desde su sede vecina al aeropuerto de Ciudad de México, Maquinaria Panamericana --el nombre ya es casi una condena-- vende palas mecánicas y máquinas de obra.
Sus empleados sienten que forman parte de una familia, al frente de la cual reina Don Alejandro, el dueño que vela por su bienestar, al punto de terminar pagando los salarios de su bolsillo cuando la sociedad deja de ganar dinero.
¿Llama un cliente? Los empleados están celebrando algún hecho deliciosamente insignificante en ese momento. Una mano oportuna desenchufa el teléfono y nunca sabremos quién era.
Las cosas se complican en este universo voluntarioso y feliz el día en que pasa a mejor vida el paternal dueño --alegoría del Estado, se preguntarán en muchos rincones de América Latina o Europa-- sumiendo a los empleados en el desamparo.
"Los trabajadores de 'Maquinaria' están congelados en el pasado y le temen al presente", comenta el realizador. "Pero deciden entregarlo todo para salvar a su pequeña comunidad".
A partir de allí, con cambios sorpresivos constantes en la narración, se despliega la trama de este filme lleno de humor negro, ternura y nostalgia. De repente, el siglo XX parece estar tan lejos.
"Quise hacer una película sobre esta empresa y parece que al hacerla estábamos hablando de algo más grande, o sea de México, y a la hora de traerla a Berlín resulta que describe a cualquier organización capitalista del siglo XX". Otros verán un alegoría que abarca a toda la especie humana, sea o no eficiente.
Según del Paso, "estamos cambiando a una velocidad impresionante pero no sabemos en este momento hacia dónde, y hay miedo alrededor de eso".
La idea del filme surgió de una empresa real, que existió desde los 60s hasta la crisis de 1995, una empresa familiar, en la que trabajaron el abuelo y el padre del director. "Es una película nostálgica y a la vez fría, tal vez termine como una especie de archivo histórico de nuestros tiempos".
Algunos la calificaron en Berlín como "medio anárquica", cuenta su autor, al punto que algún reportero alemán le preguntó si no corría el riesgo de ser censurada en su país. De todas formas, en el resto del mundo, muchos reconocerán de lejos o de cerca a su propia "Maquinaria Panamericana".
"Tal vez la película va a hacer pensar a la gente que ya está en el sistema actual y que ve a esta otra gente, en una estructura tal vez menos eficiente, pero en el que tienen algo por lo que luchar", comenta el realizador.
"Me da un poquito de pánico que estamos entrando en un mundo más frío, donde el trabajo, que es una parte importante de nuestra vida, se reduce a una cuestión de productividad y excluye a los deseos o los intereses de las personas".
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