Más de 2.000 perros guía se han formado en la escuela de la once en los últimos 20 años


El alcalde de Boadilla del Monte, Antonio González, visitó este lunes la Fundación ONCE del Perro Guía (Fopg), situada en el mismo municipio madrileño, desde donde han salido más de 2.000 canes adiestrados para ayudar a otras tantas personas ciegas de toda España y mejorar su autonomía personal en los últimos 20 años.
En su visita, González, acompañado de parte de su equipo de Gobierno local, conoció de primera mano cómo es el proceso de educación y formación de estos animales desde su nacimiento hasta su graduación como perros guía, y cómo interviene la fundación en esta labor.
La presidenta del Patronato de la Fopg, Patricia Sanz, y la directora del centro, Gemma León, junto a Teresa Palahí, vicepresidenta del Consejo General de la ONCE, mostraron al alcalde de Boadilla las principales estancias de la fundación y las utilidades de cada una de ellas.
La Fopg cuenta con una superficie total de unos 100.000 metros cuadrados, donde se albergan los módulos necesarios en el proceso de formación de los perros guía: residencia para usuarios, oficinas, aislamiento y perreras.
La Fundación ONCE del Perro Guía trabaja actualmente con cuatro razas: el Labrador, el Golden Retriever, el Flat Coated (y los cruces entre ellos) y Pastor Alemán, que han demostrado ser las más adecuadas para la función que desempeñan.
FORMACIÓN
Al final del periodo de formación, que dura entre 18 y 24 meses, sólo la mitad de los perros llegarán a ser guía. Antes, deben superar un proceso que tiene tres etapas: estancia con una familia (entre los 45 días y los 12 meses); periodo de adiestramiento (alrededor de ocho meses más) y adaptación a su usuario.
El periodo de adopción en una familia es la etapa de sociabilización del perro, donde aprende a convivir con personas próximas y extrañas y se acostumbra a situaciones, objetos y sonidos como el transporte público, las tiendas o el bullicio, además de interiorizar las primeras normas.
Entre los 12 y los 20 meses, el can trabaja en su fase de adiestramiento, donde logra habilidades específicas, como caminar siguiendo la línea recta, señalar bordillos o sortear obstáculos.
Al final, llega el momento de asignar el perro al usuario de características más acordes con las del animal: en un cursillo de tres semanas, can y usuario aprenden a trabajar juntos. Por delante quedan nueve o diez años de convivencia.

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