Menéndez Salmón publica "Niños en el tiempo", la literatura como salvación

  • Si en "Medusa" Ricardo Menéndez Salmón hablaba del arte como consuelo y salvación en tiempos duros, en su nueva novela "Niños en el tiempo", el escritor, una de las voces más elogiadas e interesantes de la narrativa actual, traza una parábola sobre la literatura como salvación y medio para exorcizar el dolor.

Carmen Sigüenza

Madrid, 13 ene.- Si en "Medusa" Ricardo Menéndez Salmón hablaba del arte como consuelo y salvación en tiempos duros, en su nueva novela "Niños en el tiempo", el escritor, una de las voces más elogiadas e interesantes de la narrativa actual, traza una parábola sobre la literatura como salvación y medio para exorcizar el dolor.

Y lo hace con un relato bello, filosófico y conmovedor sobre el amor y la pérdida, pero también sobre la reconstrucción y la salvación. Y lo inicia con la historia de una pareja que acaba de perder a su hijo, un dolor que ha sido uno de los temas tocados por la gran literatura.

"Niños en el tiempo" (Seix Barral) se divide en tres fragmentos de una misma historia: la herida, la cicatriz y la piel. El final de un matrimonio narrado a través de la muerte de un hijo pequeño, el relato de la infancia en la vida de Jesucristo, y el viaje a una isla de una mujer que ha tomado una decisión fundamental y que cierra el círculo del libro.

"Todo nació sobre la idea de indagar, con todo respeto, en la infancia de Jesucristo. Me apasionan los libros de del Antiguo Testamento, como textos literarios son apabullantes; el Nuevo Testamento es una novela; y luego me di cuenta de que la historia necesitaba un contrapunto y de ahí la idea del matrimonio que pierde el hijo", explica a Efe Menéndez Salmón (Gijón, 1971),

Elogiado por la crítica y premiado con numerosos galardones, entre ellos, el de la Crítica de Asturias y el Juan Rulfo 2003, otorgado por Radio Francia Internacional y el Instituto de México en París por "Los caballos azules", Menéndez Salmón ha escrito una de sus novelas más épicas y edificantes, con un final que está plagado de luz y de posibilidad de reconstrucción.

"En todos mis libros hay un eco que resuena sobre la perdida del hijo o los miedos a la paternidad -argumenta-, y aquí me interesaba indagar sobre qué es lo que puede aportar la literatura a la pérdida de un hijo y reflexionar sobre ello; porque si hay una pérdida por antonomasia es la de un hijo", matiza.

Una novela que es un juego literario y un paso más en el camino de experimentación que desde sus inicios emprendió Menéndez Salmón. Una indagación sobre la palabra y el arte como salvación y sobre los límites del creador a la hora de hablar de la intimidad desnuda, de la palabra como artificio, pero también como salvación y cura.

Y es que en un momento dado la protagonista le dice a su marido algo así como que después de la tragedia él escribirá sobre todo lo que les está aconteciendo y eso destruirá a todos.

Autor de "La noche feroz", "Derrumbe", "El corrector" o "La luz es más antigua que el amor", el escritor asegura que le encantan los niños, que "son lo más hermoso que existe, por eso ha tratado el personaje de Jesús infante con el mayor cariño y respeto, subraya este licenciado en Filosofía, que ama esta materia porque es una "escuela de humildad".

Así, "Niños en el tiempo" confirma, además por su estructura, este camino de audacia que inició Menéndez Salmón desde su primer libro. "Me siento seguro como escritor y cada título me refuerza mi convicción de que recorro un camino interesante y solitario", dice.

"Solitario porque no me reconozco en ninguno de mis compañeros escritores de este momento en España. Me interesan pero no comparto mis intereses. Soy un lector muy ecléctico, me interesa y leo mucho americanos, europeos y españoles", aclara este autor, que considera que esta es seguramente una de sus novela más compleja y difícil.

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