Entre los mormones, la aversión a Trump tiene raíces profundas

Grosero, inestable, arrogante, misógino. Los mormones, el grupo religioso más allegado a los republicanos, no encuentran palabras más duras para Donald Trump, quien hiere sus convicciones más profundas.

En la Manzana del Templo de Salt Lake City, capital del estado de Utah y de los mormones, los fieles se detienen para expresar su exasperación contra Trump.

"Soy republicana pero no puedo votar por Trump", dice Nancy Peterson a la entrada del gigantesco templo ornado con enormes flechas de inspiración gótica y que es el lugar sagrado de esa corriente derivada del cristianismo.

"No me gusta como trata a las minorías, a las mujeres, a la gente de otros países", añade esa terapeuta que decidió dar su voto a la demócrata Hillary Clinton.

Esta comunidad puritana que pregona la modestia y para la cual la familia es sagrada y es ofensivo exhibir los hombros, está en shock por las acusaciones de agresiones sexuales lanzadas contra Trump y que éste niega. También está indignada por que Trump se vanaglorió de conquistar mujeres agarrándoles sus entrepiernas.

Aquellos que votarán por Trump, lo harán casi tapándose la nariz. Es el caso de David Lifferth, un analista de negocios de 51 años: "Ojalá tuviéramos un mejor candidato".

"No es digno. Estoy en absoluto desacuerdo con muchas cosas que dice", añade.

Una parte del establishment político mormón está igualmente contrariada. Mitt Romney, candidato presidencial republicano en 2012, libró una batalla contra Trump en las primarias y dos legisladores de Utah, Mike Lee y Mia Love, no apoyan la candidatura del magnate.

Utah tiene tres millones de habitantes y el 60% de ellos son mormones. La aversión a Trump es tal que un candidato desconocido, Evan McCullin, tiene posibilidades reales de ganar allí las presidenciales del martes.

De ocurrir eso, será la primera vez en medio siglo que los republicanos pierden en ese estado montañoso del oeste estadounidense.

McMullin es un mormón de 40 años, tránsfuga del Partido Republicano y exagente de la CIA. Hizo campaña presentándose como la alternativa conservadora a Trump.

Muchos mormones, como David Bybee, un empresario de 56 años, encontraron en Bybee un candidato providencial al que pueden votar sin traicionar los valores "judeo-cristianos como la santidad del matrimonio, la vida del feto".

Loic Anthian, franco-estadounidense de 54 años, también votará a McMullin. "No sabe mucho, pero eso importa poco. Es un voto de oposición", dijo.

Los mormones, que no beben alcohol, tienen también "un problema con el estilo de vida" de Trump. "Gana dinero con casinos, juego, licor", afirma.

Pero esa antipatía tiene causas más profundas, que alcanzan a la propia identidad de ese movimiento de 14 millones de adeptos en todo el mundo, incluidos seis millones de Estados Unidos.

Es tradicional que los mormones emprendan misiones evangelizadoras en el exterior, especialmente en América Latina. Eso los tornó más sensibles a la causa de los hispanos que otros grupos cristianos de derecha.

Los mormones, que se casan muy jóvenes y a menudo tienen 5 o 6 hijos, no quieren más "políticas migratorias que dividan a las familias", algo que puede ocurrir si Trump cumple su promesa de expulsar a 11 millones de inmigrantes indocumentados, remarca Matthew Burbank, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Utah.

Pero si hay algo de Trump que toca un punto muy sensible para los mormones es su voluntad de impedir el ingreso de musulmanes a Estados Unidos. Esa idea les recuerda a los mormones los tiempos en que ellos mismos eran discriminados.

En 1820 y cuando tenía 14 años, Joseph Smith, fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Dias, el nombre completo de la iglesia mormona, dijo haber tenido una visión de Dios en la cual le confiaba la tarea de restaurar la iglesia desde sus orígines.

Perseguidos, los seguidores de Smith huyeron de varios estados y se refugiaron en Utah. El propio Smith murió a manos de una turba de fanáticos en Illinois.

Evan McMullin pone en juego el visceral apego de los mormones a la libertad de cultos.

"Los partidarios de Trump (...) atacaron mi fe, mi familia, mi servicio, mis políticas, mis intenciones", dijo ante estudiantes en Salt Lake City. "Ese es el tipo de ataques que nuestros padres fundadores debieron enfrentar", añadió.

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