No hay nada más peligroso que un turista con ganas de inmortalizar su visita. En el caso de Oliver Pats, realmente la inmortalizó: siempre se recordará, a los despistados visitantes del santuario de Machu Picchu, el caso de aquel turista alemán que decidió que era buena idea saltarse el cordón de seguridad que marcaba el itinerario y colocarse al borde de un abismo para que le hiciesen una fotografía.
El señor Pats tenía más de medio siglo de edad pero no disponía de la misma sensatez. A eso de las 11:45 hora local se produjo el accidente, cuando el turista germano iba a ser fotografiado por otro miembro de la visita. Un vigilante del Santuario inca alertó enseguida a los miembros del equipo de rescate, que no pudieron hacer nada por el visitante. El cuerpo de Pats será trasladado a la morgue de la cercana ciudad de Cuzco.Una imprudencia que mata
En el mundo actual, dominado por las redes sociales, parece que si no se deja constancia de haber visitado un sitio o realizado una actividad en particular, no se ha producido. Esto, unido a la fiebre de los 'selfies', hace que fotografiarse se haya convertido en una actividad de riesgo. Estadísticamente, la fiebre de fotografiarse con un móvil ha demostrado ser más peligrosa que nadar con tiburones: solo en la India, en dos años han muerto 19 personas mientras se hacían un 'selfie'.
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