"No me queda otra que traerle"

Belén Escudero

Madrid, 22 may.- Olga es una de las muchas madres a las que no les ha quedado otra que llevar al niño al colegio, a pesar de estar de acuerdo con la convocatoria de huelga de hoy en la enseñanza, pero es que, tal y como dice, "no están las cosas para pedir días" en el trabajo.

"Tenemos que trabajar y tenemos que hacer algo con los críos. No me puedo pedir todos los días tiempo para reuniones y tal", dice esta madre a las puertas del colegio público Escuelas Bosque, en Madrid, un centro de primaria al que han acudido sobre las nueve de la mañana la mayoría de sus 400 alumnos.

La ausencia en este colegio ha sido en proporción más palpable entre los profesores, ya que ha faltado un tercio de los mismos, según fuentes de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.

"Los profesores tienen derecho a hacer huelga, como todos, pero reconozco que los niños con tanta huelga tampoco se centran", continúa argumentando Olga, que dice que aunque está de acuerdo con la jornada reivindicativa prefiere, en esta ocasión, "guardar los días para los médicos por si algún niño se pone malo".

Otra madre, con su hijo escayolado, también se acerca al colegio, y lo hace con convicción porque no sabe "si realmente se hace mucho yendo a la huelga tantas veces" y porque ella, que trabaja en la enseñanza en la Universidad, va a ir hoy como cada día, a pesar de que respeta y subraya el derecho de los profesores a hacer huelga.

Un respeto que también manifiesta Mónica, a la que sin embargo le encantaría no haber llevado a su hijo al colegio: "no había más remedio que traerle porque de corazón yo apoyo la huelga y a los profesores, pero lamentablemente la que no puede hacerla soy yo en este momento".

Mónica cree que a su hijo no le va a pasar factura en su aprendizaje estos paros escolares -"comparado con lo que está pasando en general, no me parece tanto", apostilla- y cree que son necesarios porque "cuando a uno no le oyen tienen que gritar más fuerte".

Junto a esta madre están otras dos, que están convencidas de que "esto no sirve para nada y perjudica a los niños y a los padres", unas palabras que escucha de refilón un padre británico, Kevin, que lleva en bici a su hijo al colegio.

"Sabía que había huelga, -apunta- pero yo tengo que trabajar y mi mujer también y por eso tiene que venir. Tienen derecho a manifestar sus quejas -los profesores-, pero también es necesario que la gente, el país, trabaje".

Desde la valla del colegio otra madre, ataviada con la camiseta verde en defensa de la educación pública, comprueba también que su hijo accede al interior del centro y lo hace porque está a favor de la huelga y la mejor forma de apoyarla es llevando a los niños, tal y como asegura que le han recomendado, aunque parezca contradictorio.

También en un colegio público próximo, el Lepanto, han acudido la mayoría de sus 440 alumnos de primaria, mientras que han faltado seis profesores del total de 28.

Pero antes de dejar a los niños, muchos de los padres han preguntado en el centro, tal y como ha asegurado la directora, Begoña Montero, si iban a ir muchos profesores porque tenían que dejar a sus hijos, ya que no tenían con quien dejarlos.

"Se ha vivido con total normalidad; los niños están en las aulas, no avanzan curricularmente, pero hacen actividades pedagógicas", ha explicado la directora.

Dos de esos muchos niños que hoy han ido a clase tienen como padre a Adolfo, un profesor que se ha desplazado como cada mañana al Escuelas Bosque para dejar a sus pequeños porque, como a Olga, 'no le queda otra'.

Trabaja en una escuela privada, a la que acudirá esta tarde, pese a que comulga con la protesta, pero no tiene manera "de cuadrar a los niños": "Me toca trabajar. Puedo apoyar la huelga, mi jefe me entiende, pero me resta el salario. Y en estos momentos de crisis general no estamos para que nos quiten dinero".