Así lo han confirmado a Europa Press fuentes del Obispado de Tui-Vigo, que han indicado que el sacerdote ha abierto un ojo y ha podido sentarse, si bien han indicado que los médicos "no quieren dar muchas esperanzas" ni "falsas expectativas".
De hecho, estas mismas fuentes han recordado que "hace unos días no se sabía si despertaría" del coma inducido, en el que permanecía en estado estable, y los médicos ya adelantaron que es posible que le queden "gravísimas secuelas" como consecuencia de este incidente.
LOS HECHOS
Tal y como informó a Europa Press un sobrino del cura, los hechos ocurrieron entre las 17,00 y las 18,00 horas del sábado día 8, cuando supuestamente dos personas accedieron a la iglesia y, tras agredir al párroco, robaron algunos de sus objetos personales --entre ellos su cartera con la documentación-- y parte de la recaudación.
Pese a todo, Antonio Rodríguez ofició la Misa de esa tarde, tras lo que fue a denunciar lo ocurrido y después a un centro médico para que le hicieran pruebas. En aquel momento "no le encontraron nada"; no obstante, al día siguiente cuando regresó a la iglesia para dar misa "se encontró mal", por lo que fue de nuevo a un centro médico, que le trasladó al Hospital Álvaro Cunqueiro.
Allí fue operado de urgencia por un derrame en el cerebro "producido por los golpes" que recibió, si bien de momento no se pueden valorar los daños producidos, según explicó su sobrino, que indicó que se cree que el día anterior a los hechos los agresores estuvieron "inspeccionando la zona".
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