Durante la llamada telefónica que Al Sisi le hizo desde El Cairo, Peña Nieto le manifestó "el dolor y la indignación que estos hechos inéditos han causado en la sociedad mexicana", detalló la Presidencia en un comunicado.
El mandatario insistió en que debe haber "una investigación exhaustiva, expedita y a fondo, que deslinde responsabilidades" del ataque del domingo, que el gobierno egipcio describió como un error en el marco de un operativo contra yihadistas en el desierto.
De los 12 muertos cifrados por El Cairo, sólo dos fueron reconocidos inicialmente como mexicanos pero este martes la cancillería confirmó que otros seis fallecieron en la agresión.
Las autoridades mexicanas sólo habían podido identificar a dos turistas porque el gobierno egipcio les había impedido acceder a los cadáveres del resto de los fallecidos, dijo a una emisora local la directora de Protección a Mexicanos, Reyna Torres Mendívil.
Otros seis mexicanos -cinco mujeres y un hombre- se encuentran internados en condiciones estables en un hospital de un suburbio de El Cairo.
Al Sisi "reconoció que México y Egipto han sostenido una larga relación de amistad que desafortunadamente, en estos momentos, estaba pasando por un episodio de luto y dolor", indica el comunicado de la Presidencia.
El presidente egipcio también dijo que dio instrucciones para que los heridos sean atendidos debidamente, para que haya "una investigación pormenorizada de los hechos" y mostró "su más amplia disposición de apoyar" a la misión mexicana que se prevé que llegue este miércoles a El Cairo.
La canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu, partió el lunes con familiares de siete de las víctimas hacia Egipto para apoyar personalmente las labores de repatriación de los heridos y los restos de los fallecidos.
El gobierno de Egipto dijo el domingo que militares y policías estaban realizando un operativo contra terroristas en una zona desértica cuando mataron por error a 12 personas e hirieron a otras diez, entre mexicanos y egipcios.
Los mexicanos sobrevivientes, que viajaban con chóferes y guías de Egipto, dijeron que fueron atacados con bombas arrojadas desde un avión y helicópteros mientras hacían un descanso para comer en el desierto, una zona que el gobierno de Egipto dijo que estaba prohibida para visitantes.
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