Los portugueses de Francia, "divididos" pero detrás de su Selecçao en la final

Dos banderas, una francesa y otra portuguesa, colgadas en un techo, un utilitario rojo toca bocina alegremente delante del supermercado portugués CandiEuropa en Champigny-sur-Marne. Para la final de la Eurocopa-2016, "estamos divididos entre los dos países, pero apoyo finalmente a Portugal", afirma David Dos Santos.

El Francia-Portugal del domingo, "es la final que todo el mundo quería", lanza el hombre de 41 años, hijo de inmigrantes de Leiria (centro de Portugal), con las dos nacionalidades, entre las góndolas de este supermercado especializado en productos lusos en Val-de-Marne.

Entre las góndolas repletas de "bacalhau" (bacalao), de "pastis de nata" - flan portugués - o "queijo de ovelha" - queso de oveja -, David Dos Santos saborea su noche del domingo. "Que gane Francia o Portugal, iré a festejar a los Campos Elíseos de París", confía.

Este hincha del Oporto, que no duda en exhibir su tatuaje sobre el corazón del escudo del club de sus amores, tiene las cosas más claras de lo que parece.

"Portugal debe tomarse la revancha de 2004", esa final perdida en casa frente a Grecia, que acabó con el llanto de Cristiano Ronaldo cuando tenía 19 años. "Es bonito estar entre los cuatro mejores en cada edición, pero eso no alcanza", estima.

Pero para lograrlo, el equipo de Fernando Santos tendrá que hacer historia grande, ya que nunca ganó una Eurocopa, pero encima jamás venció a los Bleus en una competición internacional.

En la caja, entre bufandas, camisetas y otros artículos rojo y verde, Sofia Santos confiesa que el cara a cara entre franceses y portugueses "da un poco de miedo".

"Francia es una gran selección", asegura esta morena de 22 años con acento pronunciado, quien llegó a Francia en 2012 para huir de la crisis de su nación y del desempleo que la golpeaban.

Para ella, se trata de una "revancha". No le gustaron las críticas sobre el estilo de juego del once luso, que ganó un solo partido de los cinco que disputó en el torneo en los 90 minutos, en semifinales contra Gales (2-0).

"Después de todo lo que se dijo de nosotros en las redes sociales, tenemos que ganar. Cuando tuvimos la Eurocopa en casa en 2004, no dijimos nada de los otros equipos", recuerda.

David y Sofia, nacidos en Francia y en Portugal, no van a ser los únicos en vibrar el domingo con Ronaldo y compañía. Con más de 600.000 personas en tierra francesa, Portugal tiene la tercera comunidad de inmigrantes más grande de Francia, detrás de la argelina y la marroquí.

Pero el consulado de Portugal estima incluso que la comunidad portuguesa cuenta con alrededor de 1,2 millones de personas, un poco más de la mitad en la capital y sus alrededores, contando con los que tienen la doble nacionalidad o son descendientes de inmigrantes.

Val-de-Marne, histórica tierra de acogida a esos inmigrantes, va a ser la primera hincha de la Selecçao. "En Champigny la comunidad portuguesa construyó su villa más grande en los años 60. Allí pudo albergar hasta 12.000 personas al mismo tiempo, pero muchos más portugueses han pasado por allí", recuerda a la AFP Marie-Christine Volovitch-Tavares, historiadora y especialista en inmigración portuguesa.

Los inmigrantes, empleados en los edificios de una Francia centrada en la armar la periferia parisina, construyeron sus propias viviendas. Centros parecidos, más pequeños, se hicieron en Saint-Denis (Seine-Saint-Denis) y Argenteuil (Val d'Oise).

"La mayoría vino a buscar un trabajo, pero algunos también huían de la dictadura de Salazar", cuenta la historiadora.

Para esta comunidad y sus descendientes, el fútbol y la Selecçao se mantienen como "una referencia de identidad nacinal y de orgullo", explica.

En el supermercado CandiEuropa, el orgullo no falta. "Vamos a ganar, aun si Francia nos ha derrotado siempre", asegura Miguel Costa, con dos botellas del Valle del Duero en sus manos: "En el campo de juego no hay pasado. Victoria 1-0".

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