Primera reunión de Parlamento libio mientras continúan los choques en Trípoli

  • El nuevo Parlamento libio celebró hoy su primera reunión, de carácter consultivo, en una localidad del extremo oriental del país, mientras la situación de seguridad continúa deteriorándose en la capital y en Bengasi, la segunda ciudad más importante de Libia.

Mohamed Abdelkader

Trípoli, 2 ago.- El nuevo Parlamento libio celebró hoy su primera reunión, de carácter consultivo, en una localidad del extremo oriental del país, mientras la situación de seguridad continúa deteriorándose en la capital y en Bengasi, la segunda ciudad más importante de Libia.

En torno a 160 de los 200 diputados que forman la Asamblea o Congreso de los Diputados tomaron parte en esta reunión celebrada en Tobruk y que fue presidida por el diputado de mayor edad, Abu Baker Buira, que la calificó de "sesión consultiva".

Poco se ha sabido del encuentro celebrado a puerta cerrada dos días antes de que tenga lugar en Trípoli la sesión inaugural oficial del Parlamento.

Según varios parlamentarios consultados por Efe, se ha discutido sobre la deteriorada situación de seguridad y sobre los medios de revitalizar el papel del nuevo Congreso de los Diputados para salir de la profunda crisis que atraviesa el país.

La reunión de hoy, que ha tenido lugar en esta localidad cercana a Egipto, lejos de los choques que enfrentan a milicias rivales en Trípoli y en Bengasi, contó también con la presencia del presidente del Gobierno interino, Abdala al Zani.

Ayer, Al Zani, mantuvo una reunión en la cercana localidad de Al Beidaa con representantes del Estado Mayor del Ejército y del Ministerio de Interior para estudiar las medidas de seguridad necesarias para garantizar la buena marcha de la sesión inaugural del Parlamento.

Paralelamente a la sesión, la situación en Trípoli y en Bengasi continúa sin apenas cambios, mientras cada vez más países evacúan a sus ciudadanos y a su personal diplomático por miedo a un recrudecimiento de los combates.

En Trípoli, un centenar de personas han muerto desde el pasado 13 de julio, cuando las milicias de Misrata, 200 kilómetros al este de Trípoli, iniciaron la operación Fayer (Amanecer) con el objetivo de arrebatar el aeropuerto a las milicias de la localidad de Zintán, 170 kilómetros al suroeste de la capital, que lo controlan desde la caída de Gadafi en 2011.

Los enfrentamientos, que se reproducen casi a diario en torno al aeropuerto y las aéreas circundantes, en el sur de la capital, han empujado también a miles de personas a huir del país.

Hoy se ha sabido que al menos 6.000 egipcios han sido evacuados en los últimos días a través del puesto fronterizo de Ras Yedir con Túnez y trasladados a su país de origen gracias a un puente aéreo establecido entre la isla tunecina de Yerba y El Cairo.

La llegada de miles de refugiados ha despertado las preocupaciones del Gobierno de Túnez que, tras unos choques registrados ayer en Ras Yedir, en los que un Policía recibió un disparo en la pierna, ha limitado el tráfico de personas y vehículos.

Según el Ministerio de Exteriores tunecino, únicamente se permite la entrada al país de casos urgentes, personal diplomático y ciudadanos egipcios con los documentos en regla.

Por otra parte, los enfrentamientos en la capital han vuelto a afectar a unos depósitos de combustible situados cerca del aeródromo y en los que el pasado domingo se desató un incendio por la caída de un misil.

Las autoridades, que han pedido en varias ocasiones a las partes en conflicto que permitan las labores de extinción, han advertido también del peligro de una catástrofe humana y ecológica en caso de que el fuego se extienda por las instalaciones, que albergan 90 millones de litros de combustible.

Mientras tanto, Polonia y el Reino Unido han sido los dos últimos países en anunciar el cierre temporal de sus embajadas, uniéndose así a Estados Unidos, España, Italia, Grecia, Egipto o Brasil.

Los enfrentamientos en la capital, que entran ya en su tercera semana consecutiva, han sido la gota que ha colmado el vaso para la comunidad internacional, después de semanas dando la voz de alarma.

Los primeros síntomas graves de este deterioro se produjeron el pasado mayo, cuando el general retirado Jalifa Hafter, decidió tomarse la justicia por su mano y se levantó en armas en la ciudad de Bengasi contra las milicias islamistas a las que responsabiliza de la oleada de atentados y asesinatos que asuela a Bengasi.

Desde entonces, cientos de personas han perdido la vida en unos choques intermitentes que se han enquistado en varios barrios de la ciudad y en los que se están empleando aviones y armamento medio y pesado.

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