El profesor de inglés que duerme en un cajero de Barcelona

  • Un indigente húngaro de 55 años duerme en un cajero de Barcelona desde hace dos meses y necesita 200 euros para viajar a Londres.

    Diego Bernal, un joven catalán que se encontró con él durante varios días, decidió un día invitarle a un café y conocer su tremenda historia. 

El profesor de inglés que duerme en un cajero de Barcelona
El profesor de inglés que duerme en un cajero de Barcelona
PTB/Agencias

Este hombre de 55 años duerme en un cajero de Barcelona desde hace dos meses. Nació en Hungria y tras un periplo por hoteles de media Europa acabó en España.

Ahora trata de reunir 200 euros dando clases de inglés en bares para poder costearse un billete de avión en Londres, donde dice que puede trabajar en el Hotel Savoy.

Trabajó en prestigiosos hoteles de la Costa Azul, Estados Unidos y Canadá, pero, tras recalar en Lloret de Mar, se trasladó a Bilbao a hacer un trabajo de pintor de brocha gorda que resultó ser una estafa. Consiguió volver a Barcelona pero no consiguió encontrar empleo en una historia, relatada por El País, que demuestra que la recuperación económica no logra llegar a todo el mundo.

"La primera noche que intentas dormir en un cajero automático te das cuenta de cómo la vida pueda castigar, yo había dormido en hoteles de cinco estrellas y ahora lo hacía sobre unos cartones en la calle", señala este hombre al que en el reportaje de El País dan el nombre de Laso.Pero Laso encontró a su 'ángel de la guarda'. Diego Bernal, un joven catalán que se encontró con él durante varios días, decidió un día invitarle a un café y conocer su tremenda historia. 

Es Diego Bernal quien le ha ofrecido los 200 euros que necesita para el billete de avión. Pero Laso "quiere ganárselos" porque "es muy orgulloso", dice su nuevo amigo, que le está ayudando a buscar clases de inglés que se sumen a las que ya ha dado a dos chicas con las que ha conseguido 45 euros.

Cuando se instale en Londres, tiene como uno de sus principales objetivos enviar dinero a su madre, con Alzheimer y 85 años. Por fortuna, no sabe que Laso está durmiendo en un cajero de Barcelona pues no le gustan los albergues porque se ven "cosas muy duras dentro".

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