"¡Me pagan por enseñar, no por aguantar!": la arenga de una profesora contra la mala educación

  • Tras haber recibido golpes de una alumna y soportado constantes faltas de educación, la profesora de un instituto público de Marchena (Sevilla), ha dicho "¡basta!"

    En una conversación con lainformacion.com explica por qué ha publicado un texto de protesta que ella califica como “arenga” y que ya está recibiendo numerosas adhesiones.

Eva Romero, presentando un Certamen Literario de 2014
Eva Romero, presentando un Certamen Literario de 2014
'La Voz de Marchena'

“Ya me han empujado dos veces y me han dado patadas los alumnos y ya estoy harta”, dice a lainformacion.com Eva María Romero Valderas, una profesora del instituto de Marchena ‘Isidro Arcenegui’ que ha gritado “¡basta!” por la mala educación que sufre de estudiantes y padres.

“Me dijeron que la chica que me pegó tiene problemas psicológicos. ¿Entonces yo me tengo que aguantar porque ella tenga problemas psicológicos?”, protesta. Recuerda además que nadie le había avisado de que otro alumno conflictivo al que imparte clase ya tiene antecedentes policiales. "Yo no estoy aquí para aguantar, como me dijo hace poco por teléfono el padre de una alumna al que llamé para informarle de la mala actitud que su hija mostraba en el aula. A mí me pagan para enseñar, no para aguantar".

Eva María acumula una experiencia docente de 19 años en distintos centros educativos, y asegura que donde trabaja actualmente en Marchena, localidad sevillana cercana a los 20.000 habitantes, no es el peor. “Mi centro no es conflictivo, es estupendo en muchas cosas, pero hay otras que no”. Por ejemplo, los gestos totalmente fuera de lugar de algunos progenitores, demasiados, como aquella madre que hace unos días irrumpió en el colegio para llevarse a su hija y, frente a todos los alumnos, increpó a un profesor “llamándolo calvo hasta ponerlo verde”.

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O esa alumna de primero de la ESO que ante la pregunta de Eva María: “¿Qué quieres ser de mayor?” respondió: “¿Yo? Quiero casarme con un banquero que me mantenga”.

La respuesta no hizo ninguna gracia a Eva María: “Yo he tenido que luchar mucho para superarme como mujer y para combatir las desigualdades de género como para que ahora venga una niña a decirme eso”.

O para que ante la recomendación a sus alumnos de que participen en actividades solidarias, en voluntariados como la Cruz Roja, tenga que escuchar la pregunta de siempre: “¿Pero ahí pagan? Y si no pagan, ¿para qué?”.

O para que ante agresiones, desplantes, insultos de los alumnos, las autoridades no provean de herramientas coercitivas mínimas, como la de poder echar a un alumno del colegio.

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Y es que, según asegura esta profesora y secundan muchos de sus compañeros docentes, unos 55 que atienden a 700 alumnos, la mala educación se está imponiendo desde edades tempranas. Cuenta una anécdota referida hace poco por una amiga suya, maestra de infantil, que tuvo que escuchar cómo una madre le decía a su hija, en presencia de la misma docente: “Hay que ver qué cosas más tontas tiene tu maestra”.

Por todas estas razones, y por la falta de apoyo que percibe de las autoridades políticas, decidió levantar su voz y proclamar en pleno claustro de profesores una arenga que está recibiendo numerosas adhesiones, especialmente de profesores y personas vinculadas al mundo de la educación.

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“Para mí ha sido una descarga emocional. Tenía que gritar. Porque si uno no grita, la cosa se enquista y el peor”, confiesa.

A continuación, reproducimos el texto que leyó delante de sus compañeros y que publicó el diario 'La Voz de Marchena'. Asegura que  “refleja el sentir de todos mis compañeros y las circunstancias en que trabajamos: estamos vendidos”.

¡YA ESTOY HARTA!

Vayan por delante dos premisas:

1ª: No tengo nada en contra del Equipo directivo. Esto que voy a decir a continuación no es producto de una situación puntual que deba resolverse con una modificación del Plan de Centro ni nada parecido. Sí quiero que conste en acta.

2ª: Esto que voy a hacer ahora se llama arenga: discurso militar para enardecer a las tropas antes de entrar a la batalla.

¡Ya estoy harta!

Ya está bien señores, de seguir aguantando.

Yo no estoy aquí para aguantar, y utilizo las palabras textuales que un padre me dijo por teléfono cuando lo llamé para que corrigiera la actitud de su hija, que no me dejaba hacer mi trabajo.

A mí, que yo sepa, me pagan para enseñar, no por aguantar.

Harta de la sociedad, que encumbra a seres que presumen de su ignorancia, que valora a un futbolista o a un ‘nini’ más que a una persona con estudios, respetuosa y educada. De los programas de televisión, que presentan como modélicos a aquellos que sin estudios y sin sacrificio alguno se han colocado ganando un sueldazo por criticar, acostarse con, comprar en…

Estoy harta de aguantar la mala educación con la que llegan, cada vez en mayor porcentaje, los niños al Instituto. La falta de consideración, no digo ya de respeto, hacia mi persona cuando entro en las clases, que parece como si entrara el viento por la ventana.

Harta del proteccionismo de los padres, que quieren que sus hijos aprueben sin esfuerzo y sin sufrir, sin traumas…De la falta de valoración del esfuerzo que sí hacemos nosotros.

Harta de la Administración, que cambia las leyes y la normativa que rige en mi trabajo sin preguntarme qué opino y sin darme formación para hacer bien mi nuevo trabajo. Que me coloca dos horas más en el horario lectivo y me explota laboralmente, porque yo, en los últimos años, lo único que hago es trabajar, trabajar como una posesa. Ya, hasta mis hijos me lo dicen.

Ahora dicen que nos van a devolver esas horas, ¿sabéis donde nos la van a devolver? En el horario irregular que dedicamos en casa, el que nadie ve. Yo tardo cinco horas en corregir 30 exámenes de 1º de Bachillerato, entonces ¿ya esa semana no doy ni una hora más en casa, no? Ya no programo, no preparo mis exámenes, no me actualizo para utilizar la tablet (que me he comprado de mi bolsillo para trabajar mejor), ni para saber utilizar la plataforma digital del Centro, no relleno informes de faltas, no redacto actas…y un largo etcétera de tareas invisibles.

El colmo es que algunos de nosotros nos hemos planteado pedir reducción de jornada, cobrando menos, para hacer bien nuestro trabajo. Pero, ¿adónde vamos a llegar? ¿En qué trabajo se hace eso? ¿Dónde se ha visto renunciar a tu salario para dormir con la conciencia tranquila? Esto no pasa en ningún lado.

Y encima de todo hay que aguantar “¡Qué bien viven los maestros!” Porque para la sociedad somos unos privilegiados que “no damos un palo al agua”.

Las 67 propuestas de mejora de la Educación famosas no vienen sino a machacarnos todavía más. ¿Qué vamos a hacer cuando a un alumno no lo podamos expulsar unos días por mal comportamiento? Además, tampoco está bien visto que lo pongamos a barrer o hacer tareas para la comunidad…el padre no quiere que humillemos a su hijo. Pues yo creo que debemos imbuirnos de la gracia del Juez Calatayud. Autoridad somos igual que él. Ejerzamos nuestra autoridad, es lo único que la ley nos reconoce, hagámosla efectiva.

Tenemos que hacernos oír, actuar como colectivo, no irnos quejando por los rincones, a escondidas, que parece que nos da vergüenza. Así no se nos oye fuera. Gritemos nuestro inconformismo, no podemos seguir así, exijamos nuestros derechos como trabajadores, que parece que todo el mundo tiene derechos menos nosotros.

Enseñamos a nuestros alumnos por ser críticos, mentes libre pensadoras que puedan elegir y discriminar lo que les conviene de lo que no, y nosotros somos los primeros aborregados, no hacemos nada, seguimos agachando la testuz para que el yugo nos caiga con más fuerza.

Yo así no aguanto más, vosotros haced lo que queráis. Llevo 19 años en la docencia, tengo 45, a lo mejor es mi crisis de la mediana edad...pero, si algo me han dado los años es valor, no tengo miedo, y, como me aprieten más el tornillo, saltaré como un resorte. Solo quiero avisar: de aquí en adelante no pienso quedarme callada ‘por educación’. Contestaré en el mismo tono y con la misma contundencia que se me trate.

A mí me gusta enseñar y transmitir. Me gusta el trato con los alumnos, los quiero y animo. Me considero un motor social de cambio, una fuerza generatriz. No soy un burro de carga dispuesto a aguantar hasta que reviente.

Sigue @martinalgarra//

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