Qué el nuevo año no te pille con el pie cambiado

  • Ha llegado la hora de pasar página, dar carpetazo a 2010 y prepararlo todo para recibir 2011. Una forma de hacerlo es tomar nota de todos los ritos que hay que cumplir para convocar a la buena suerte. Ropa interior roja, oro en la copa, maletas en la puerta, un cubo de agua, lentejas y las 12 uvas. Éstas que no falten. Cada anhelo tiene su propio ritual y todos, al final, intentan captar la atención de la Diosa Fortuna.
M.J. Arias

El cierre de un año y la apertura del siguiente es una de las épocas más propicias para las supersticiones. Existen para todos los deseos y sueños. Sólo hay que pensar qué se le quiere pedir a 2011 y hacer lo necesario para convocar a la suerte. Desde un anillo de oro en la copa de champán hasta ponerse la ropa interior del revés. Todo sea por empezar el año con buen pie.

Las que nunca deben faltar son las 12 uvas de la suerte. Son un clásico de la cultura española y no hay Nochevieja sin ellas. Al son de las campanadas (no confundir con los cuartos, ya se sabe) hay que ir comiéndolas de una en una al tiempo que se piensa en un deseo cada vez. Hasta 12. Con tantos como pedir, alguno tiene que cumplirse. Que las uvas estén peladas o sin pepitas es lo de menos, lo importante es conseguir tragárselas todas y no atragantarse en el intento. Hacerlo bien es la mejor forma de empezar 2011. Así y levantándose con el pie derecho del sofá para felicitar a la gente de alrededor el Año Nuevo.

De Italia viene una tradición alimenticia que parece que se está extendiendo por España, las lentejas. Allí las uvas no se estilan. En el país de la pasta y la pizza es típico despedir o recibir el año comiendo estas legumbres. Se toman antes, después del brindis o a la mañana siguiente. Con una cucharada basta, aunque algunos hablan de tres o de un plato entero. Ya se sabe que en esto de las supersticiones no hay una ciencia exacta ni un libro de estilo que seguir a pies juntillas y hay mucho de creencia popular.

Con un año de crisis como el que está a punto de echar el cierre, no es de extrañar que la economía sea una de las principales preocupaciones de los españoles. Para contribuir a mejorarla, un buen reclamo es un anillo de oro (o cualquier otro objeto del preciado metal) en la copa de champán antes del brindis. Esto ayudará a poner fin a las penurias. Existe otra versión que asegura que si lo que se deposita en el fondo es la alianza de bodas, la pareja propietaria tendrá estabilidad y tranquilidad durante 12 meses.

Un clásico de estas fechas es la ropa interior roja, para gozar de un año de amor y pasión. Dicen que para que la suerte sea ya redonda, hay que ponerse las prendas del revés y que, si es regalada, mucho mejor. La historia del muérdago se ha visto en un sinfín de películas navideñas -ésas que es imposible evitar en estas fechas por mucho zapping que se haga-, pero en España no es demasiado habitual. Por si acaso, si dos personas se cruzan bajo una ramita, que se besen. No vaya a ser que la diosa Fortuna no entienda de fronteras. Algunos no necesitan la excusa del muérdago y buscan directamente el contacto. Los hay que creen que dar el primer beso del año a alguien del sexo opuesto les ayudará a encontrar pareja.

Tras prestar atención a la ropa, le llega el turno a los zapatos, que dan mucho juego. Pueden utilizarse como custodios de los deseos o como reclamo monetario. Para lo primero hay que escribir tres peticiones en un papel, meterlo en el zapato y dejarlo allí toda la noche del 31. Cambiando el papel por un billete (mejor de dólar, que la tradición es americana) se atrae al dinero. Eso sí, siempre en el derecho. Es importante entrar con buen pie en 2011 y confundirse de extremidad puede ser catastrófico para la suerte.

Siguiendo con el calzado, la mañana del 1 de enero, nada como coger un zapato y lazarlo hacia arriba para saber cómo serán los próximos 12 meses. Si cae bocarriba, bien. Si lo hace bocabajo, mal asunto. Para lo mismo sirven los tres papelitos que algunos colocan debajo de la almohada la noche del 31. En ellos escriben bueno, malo y regular y, al despertar al día siguiente, extraen uno. Según lo que haya escrito así irá la cosa.

Los deseosos de un año plagado de viajes tienen su propia ceremonia. Se trata de coger una maleta (vacía también sirve) y colocarla en la puerta de la casa, subir y bajar las escaleras con ella o darse una vuelta a la manzana paseándola. Para quienes pretenden olvidar lo malo ocurrido en 2010 y que 2011 sea todo bondades, existen varias posibilidades. Por ejemplo, escribir en un papel lo que no quieren que vuelva a ocurrir y quemarlo. Limpiar la casa a conciencia o tirar un cubo de agua ayudará a purificar el hogar y expulsar los malos rollos. Otra es recibir el día 1 de enero con las ventanas abiertas, aunque en España no se estila mucho. No extraña teniendo en cuenta las temperaturas propias de estas fechas.

Y, para quien no quiera complicarse, pero aún así no se atreva a desafiar a la suerte, siempre están las velas. Sirven para casi todo. Sólo hay que escoger el color apropiado para cada cosa y encenderlas.

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