¿Qué se esconde detrás de un verano negro de violencia machista?

    • 17 mujeres y 8 niños han sido asesinados en solo dos meses. Los expertos coinciden en que sin una educación emocional que abra la puerta a asumir la frustración, la pérdida, el dolor o la tristeza, la lacra tendrá difícil solución.
    • Tres de cada diez jóvenes siguen considerando un acto normal e incluso de amor que la pareja les controle.
Campaña contra la violencia machista.
Campaña contra la violencia machista.

17 mujeres y 8 niños han muerto por violencia machista en solo dos meses. Las noticias se han sucedido sin respiro a lo largo de este verano. Muertes a hachazos, cuchilladas, maridos que queman vivas a sus mujeres, padres que usan una motosierra para acabar con la vida de sus hijos… Un verano de sangre a la que casi nadie encuentra explicación, porque estos actos siempre son inexplicables.

¿Cómo podemos parar esta sangría? Es la pregunta que se hacen expertos, psicólogos, políticos y la sociedad en general. El problema es más profundo de lo que parece porque no está limitado a una generación machista del pasado, entre los jóvenes la violencia de género es una realidad. Y tras ella se esconden algunas de las pautas sociales que seguimos sin corregir. Estas son algunas de las taras sociales que deberíamos erradicar para intentar poner freno a esta lacra.Educación: El dolor, la pérdida y las frustración son parte de la vida

Los expertos consultados por lainformacion.com coinciden en señalar que la educación es una pieza vital, la más importante, para erradicar este grave problema social. Pero no solo una educación en valores de igualdad entre géneros, imprescindible, sino un paso más allá. El aprendizaje emocional se ha abandonado o lastrado. Desde niños, ni la familia ni la escuela educan para enfrentarnos al dolor, la tristeza, la frustración, el fracaso. Una sociedad que solo valora la felicidad y el triunfo convierte las derrotas en inasumibles. Los jóvenes no están hoy acostumbrados a perder. Y afrontar la pérdida les supera. Se ha implantando un modo de vida en el que se lleva mejor la mala conciencia que la mala reputación, como decía Nietzche.

Esta sensación de orfandad provoca que una ruptura sentimental se convierta en algo insuperable que lleva a acabar con todo: matar a la otra persona porque "nos ha destrozado la vida", como si fuera imposible rehacerla y asumir que el amor se ha roto.Una generación está perdida: no asume el nuevo rol de la mujer

La ley contra la violencia de género ha permitido que muchas mujeres de una generación anterior pierdan el miedo a denunciar, se sientan más arropadas social y legalmente (aunque quede mucho camino por andar). ¿Hay más casos ahora que nunca de violencia? Los expertos no lo creen y un 66% de la población española tampoco, según las encuestas. Este año es un ejemplo, las muertes por violencia de género no son mayores este año que otros. Pero sí se ha logrado que los medios y la sociedad sientan este drama a flor de piel, tengan la sensibilidad necesaria para no pasarlo por alto. Se ha pasado de la violencia en la intimidad, donde todo el mundo sabía y nadie hablaba, a arrojar más luz.

Esto ha provocado que muchas mujeres de una generación donde divorciarse estaba mal visto se atrevan a dar el paso. La reacción de ese compañero de toda la vida, educado en el machismo, es visceral. Asumir el nuevo papel de la mujer, su independencia económica y vital supone un muro para todos los que siempre dieron por hecho que su mujer siempre estaría ahí a su servicio. Así no es de extrañar que el estudio Análisis de la ancianidad en el medio penitenciario, elaborado por Concha Yagüe, exsubdirectora general de prisiones ponga el énfasis en el aumento de presos en las cárceles del ámbito de la tercera edad. El pasado año, 32 mayores de 64 años fueron detenidos e imputados por homicidio, 345 por atentar contra la libertad sexual y nada menos que 1.616 por malos tratos.Tres de cada diez jóvenes ven bien el control de su pareja

Es un amor dependiente, un amor tóxico, pero 3 de cada diez jóvenes no lo ven y siguen aplaudiendo el control de los horarios, asumir que la pareja les diga lo que pueden o no llevar puesto, según datos del informe del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 'Percepción social de la violencia de género'. Un 14% de los jóvenes considera en mayor o menor medida aceptable la restricción de la libertad de la pareja. "Eso es que me quiere, que no puede estar sin mí", es la típica justificación que esconde el terror: si no puede estar sin ti, no permitirá nunca que dejes de estarlo. El 6% de la población española 'tolera' las amenazas verbales y el 9% el matrato psicológico. Estos comportamientos son un caldo de cultivo para futuras tragedias.Los hijos como arma arrojadiza: cuando las custodias y las separaciones acaban en venganza

No es políticamente correcto, pero lo cierto es que los hijos se han convertido en muchos casos en el arma perfecta para acabar con el otro, el que te ha dejado, el que se ha quedado con todo.. el que te ha destrozado la vida. ¿Es el calor el causante de más hechos de violencia de género en verano? Los expertos creen que sí influye a la hora de ejercer más violencia, pero el tema de las custodias se esconde detrás de estas cifras en estas fechas.

Es hora de recoger o dejar a los niños, de volver a enfrentarnos con el dolor. El hecho de que 8 menores hayan sido asesinados este verano nos alerta de que ya han sido incluidos en la ecuación para destrozar al otro. El odio supera la racionalidad, la venganza al amor por los propios hijos. Además de problemas mentales, tras estos actos irracionales se esconde un odio que ha podido ser generado por un acuerdo económico que deja al otro casi en la ruina, por la dificultad de ver a los pequeños... En esos aspectos la justicia también debe incidir para intentar que los acuerdos de separación sean justos, que no sean la espoleta final de una tragedia e intentar no criminalizar sin más al hombre (pasar 24 horas en un calabozo por una denuncia es uno de los peros que muchos expertos ponen a una imprescindible ley contra la violencia de género). La ley tampoco puede ser usada como arma y en eso hay que estar vigilante, hay que perseguir con rigor, por mínimas que sean, las denuncias falsas, que una vez demostradas ya no reparan ni el dolor ni la mancha causada.Falta de valores éticos: la libertad de otro vale menos que 'mis derechos y felicidad'

La incapacidad de asumir que el otro puede rehacer su vida, convivir con otra persona después de que nos haya dejado es no tener asumido que el otro es libre. No nos pertenece. Y esa libertad para cambiar, opinar distinto es valorada en la sociedad pero poco practicada porque los derechos de cada uno, de su felicidad, están por encima del resto. Así nos están educando. La falta de valores éticos que se percibe en todos los ámbitos de la sociedad es evidente: todo vale para lograr mis objetivos y mi felicidad. Y llega al extremo cuando la felicidad de otro se hace insoportable porque no es la mía ni conmigo. Educar en esos valores éticos desde la infancia es una herramienta imprescindible para acabar con la lacra de la violencia.

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