¿Somos usted y yo 'Charlie Hebdo'?

    • La pregunta tiene su miga. Sobre todo, después de los asesinatos de algunos periodistas de este semanario francés y el eco fortísimo que los atentados en París ejercen sobre Occidente, o esa parte de Occidente que es Europa, España incluida.
    • Haría falta un camino intermedio que eluda la intolerancia y el fanatismo, que fácilmente atribuimos como propiedad exclusiva del Otro, del Distinto, del que no piensa como todos
Miles de iraníes se manifiestan contra las caricaturas de Mahoma
Miles de iraníes se manifiestan contra las caricaturas de Mahoma
Santiago Martínez Sánchez
Santiago Martínez Sánchez

'Todos somos 'Charlie' se ha escrito en las pancartas de las manifestaciones de repulsa y luego afirmado en periódicos y blogs, y oído aquí y allá en radios y conversaciones de bar. Alguien, por lo visto, está hablando en nombre de todos. ¿De verdad todos –y somos muchos– hablamos con una sola voz? ¿Somos todos 'Charlie'?

Identificar el ADN de 'Charlie Hebdo' es la respuesta previa para compartir rechazar el núcleo de una revista satírica, hoy por desgracia mundialmente conocida. Pero compartir o rechazar… es un todo o nada, un juego irreflexivo de conmigo o contra mí, al que podemos vernos arrojados justamente ahora por la fuerza de las emociones y la cercanía de los acontecimientos, todavía muy graves porque la amenaza yihadista persiste y continuará lamentablemente gravitando sobre nuestras cabezas.

La cultura occidental ha eliminado masivamente las certezas desde los años 60 y está acostumbrada al consenso, al debate, al pluralismo y al respeto. O eso afirmamos que somos y practicamos. Justamente por eso haría falta un camino intermedio que eluda la intolerancia y el fanatismo, que fácilmente atribuimos como propiedad exclusiva del Otro, del Distinto, del que no piensa como todos, del que dice sí cuando la mayoría dice no, o dice no cuando la mayoría dice sí.

Una tercera vía, distinta, equilibrada y alternativa a una adhesión o rechazo en bloque, rotundos, a como 'Charlie' ha interpretado la libertad de expresión.

¿Quién es 'Charlie'? La revista la bautiza involuntariamente toda una autoridad como Charles de Gaulle, quien fundó y presidió la V República francesa. De Gaulle dimitió en 1969 y murió en noviembre de 1970. Fue entonces cuando el semanario satírico francés 'Hara-Kiri Hebdo', que se autocalificaba como "Journal bête et méchant" (revista "tonta y malvada") ironizó en su portada con la tragedia que suponía para Francia la desaparición del dignatario conservador, cuando una semana antes habían fallecido casi 150 personas en el incendio de una discoteca francesa.

Era sólo uno, qué tontería, y no merecía honores sino la mofa pese a ser (o quizá por ser) el icono, arquitecto y protagonista de la historia francesa en la segunda guerra mundial y buena parte del tiempo posterior. El Gobierno suspendió 'Hara-Kiri' y el equipo editorial fundó a continuación 'Charlie Hebdo' para sortear el cierre.

La nueva revista enarboló, en la resaca de los años sesenta, la bandera de la provocación, de la libertad frente a la autoridad, de la sátira contra la religión cristiana, muy particularmente la católica.

En 1981 la ahogaron las deudas. Resucitó en 1992 y ha sido desde entonces una revista perfectamente desconocida para mí (no sé si para usted), hasta que algunos pleitos le dieron notoriedad en Francia y Europa. En 2007 le ganó a la Gran Mezquita de París el juicio sobre islamofobia por una caricatura que representaba a Mahoma con un turbante-bomba. En 2008 uno de sus dibujantes fue acusado de antisemitismo, la revista le despidió, él les denunció y 'Charlie' le indemnizó con una jugosa cantidad. En 2011 sufrió el primer atentado yihadista.

¿Personifica 'Charlie' la libertad en un mundo (el nuestro: Occidente) que se jacta de respetar al distinto? ¿Es 'Charlie' todo lo que Occidente puede ofrecer cuando habla de libertad? 'Charlie' es un perfecto ejemplo de una libertad de expresión sin fronteras ni límites. Sus dueños y dibujantes sostienen que nada sagrado merece respeto y que una democracia saludable puede reírse de todo. Incluso algunos han opinado después, a la vista de los acontecimientos y de lo que 'Charlie' ha exhibido en sus páginas año tras año, que hay un derecho a la blasfemia. Es decir, la obligación de ofender las convicciones religiosas ajenas para fortificar la democracia frente a las religiones monoteístas, que son por tanto los enemigos de la libertad.

El moto "Revista irresponsable" luce bajo la mancheta de la publicación, para aviso de navegantes. Fiel a su identidad provocadora, han ridiculizado los símbolos religiosos musulmanes y cristianos. Si están en su derecho, los graves efectos colaterales de su sacrofobia desaconseja que encumbremos a 'Charlie' como los héroes, mártires y guías de nuestro mundo libre.

Sus viñetas han demostrado a menudo que traspasan e ignoran olímpicamente el respeto a la diversidad, ofenden gratuitamente unas creencias religiosas porque las desprecian, generan odio entre los musulmanes y difunden la perniciosa idea de que la libertad no tiene límites. Límites tenemos todos los seres humanos, los hay en el ejercicio de cualquier profesión y, con mayor motivo, deben ser conscientes de su existencia los medios de comunicación, por muy irresponsables que se sientan.

Porque la democracia puede robustecerse o desplomarse a través de los medios de comunicación y de los límites éticos que nos salvan de vivir en la selva.

No, yo no soy 'Charlie' y no querría que un sarampión de pequeños 'charlies' creyera que la libertad de expresión no tiene límites. Hemos de poder expresarnos libremente y criticar las disfunciones o aporías existentes en la realidad cultural, política y religiosa. Pero no como 'Charlie' lo hace.

Sobre todo, deberíamos repensar con creatividad nuestra libertad de expresión para que pueda ser acogida en el mundo islámico, donde tan fácilmente es acallada y despreciada.Santiago Martínez SánchezProfesor Asociado del Departamento de Historia(Universidad de Navarra)

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