En los últimos años el ritmo de los avances se ha acelerado, de forma que las innovaciones han sido "más radicales" y los resultados para los pacientes, "extraordinariamente mejores", debido a la precisión que supone, imposible de lograr con los métodos tradicionales, ha explicado el doctor Arias.
El especialista ha subrayado que, a pesar de ello, "el camino ha sido largo, ya que en los años 60, los pacientes que perdían el hueso mandibular por traumatismos o por resección de tumores tenían que convivir con una deformidad tan invalidante que muchos no volvían a salir de sus casas el resto de su vida. Ahora estamos consiguiendo algo extraordinario: que los pacientes vuelvan a vivir una vida normal".
Y es que, en los años 60-70, la reconstrucción mandibular se basaba en el uso de injertos óseos de cadera o costilla, con resultados muy pobres en general. En los años 70-80, el uso de los injertos revascularizados supuso una revolución en la cirugía reconstructiva mandibular. Durante los siguientes años, estas técnicas se han refinado con mejoras "menores": mayor experiencia y habilidad de los equipos quirúrgicos, tanto que a principios del siglo XXI quedaba aún un escollo importante: en la reconstrucción mandibular con hueso vascularizado, los tamaños y angulaciones del injerto.
Ahora las técnicas de imagen médica en tres dimensiones dan una imagen "muy precisa" de la forma de los tejidos en los que se trabaja, pues mediante el uso del ordenador para la simulación tridimensional de la mandíbula y el peroné, se pueden diseñar con "gran precisión" la posición, angulación y colocación de cada uno de los segmentos óseos, y diseñar previamente a la intervención una placa de osteosíntesis que se adapte exactamente a los contornos óseos, ha destacado el doctor Arias.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios