Tradición y modernidad se cruzan en Katmandú en festivales religioso y gay

  • Tradición y modernidad se cruzaron hoy por las calles de Katmandú con un centenario festival religioso que conmemora la muerte de familiares y una marcha gay que aprovecha la ocasión para reivindicar los derechos de los homosexuales.

Manesh Shrestha

Katmandú, 22 ago.- Tradición y modernidad se cruzaron hoy por las calles de Katmandú con un centenario festival religioso que conmemora la muerte de familiares y una marcha gay que aprovecha la ocasión para reivindicar los derechos de los homosexuales.

Miles de personas acompañados de niños de entre 5 y 15 años disfrazados de vacas y ascetas recorrieron la parte antigua de la capital nepalí para celebrar el Gai Jatra -Festival de la Vaca.

Este festival comenzó en el siglo 17 cuando el rey Pratap Malla ordenó a los súbditos que habían perdido un familiar en el último año sacar a la calle a una vaca o un niño disfrazado de vaca para consolar a su esposa, cuyo hijo había fallecido recientemente.

"Su mujer estaba muy triste tras la muerte de su hijo", explicó Naba Shrestha, uno de los participantes en la celebración.

"El rey quería decirle a su esposa que otras personas habían perdido también a seres queridos", afirmó Shrestha.

La colorida celebración se organiza para levantar el ánimo, pero también tiene un tono espiritual, ya que los hindúes nepalíes creen que el alma de un muerto cruza el río Baitarni, que separa la tierra del cielo, agarrada del rabo de una vaca.

Un asceta acompaña a la vaca para ayudar en el paso del río con sus rezos.

Los que se lo pueden permitir donan una vaca a un sacerdote en el décimo-tercer día de la muerte de un familiar.

Mientras los pequeños caminan enfundados en sus disfraces vacunos, los adultos ofrecen caramelos y dinero a 365 niños, uno por cada día del año, explicó Shreshtha, quien conmemoraba la muerte de su abuelo e iba acompañado por dos sobrinos, disfrazados de vaca y de asceta.

A pesar del calor, Anil Maharjan, uno de los sobrinos, afirmó que disfrutaba del paseo.

Al igual que ocurría probablemente hace 300 años, cada "vaca" y "asceta" pasan por delante del palacio real en el centro de la ciudad.

Pero hoy pocas vacas reales pasaron por delante de la construcción monárquica ya que estos animales son caros y como símbolos de pureza tras participar en el festival deben ser donados a sacerdotes.

En el hinduismo la vaca es sagrada y no pueden ser sacrificadas ni comidas.

Como signo del cambio de los tiempos, desde 2004 la comunidad gay celebra una marcha el mismo día que el festival.

Debido a los prejuicios a los que se enfrentan en Nepal, los homosexuales creen que nadie conmemorará sus muertes y por ello organizan una marcha ellos mismos mientras están vivos, afirmó Sunil Babu Pant, uno de los activistas más conocidos del país.

"El festival tradicional es muy colorido y una marcha gay es aceptable en estas circunstancias", explicó Babu.

La transexual Julie Chepang, de 21 años, viajó 100 kilómetros para participar en la marcha gay.

"No podemos vestir estas ropas cada día. En el festival sí podemos", afirmó la joven en referencia al maquillaje y al escote del que hacía gala.

Para Oshin Shrestha, de 20 años, se trata de "una oportunidad de conocer gente como nosotros".

La marcha gay, llena de banderas del arco iris y globos de colores, comenzó en el distrito turístico de la ciudad, recorrió el centro de la urbe y acabó en las puertas del palacio.

El festival religioso, que la comunidad gay aprovecha para ganar visibilidad de forma irreverente para muchos de los nepalíes, ha desempeñado históricamente un papel burlón, con espectáculos satíricos en los que se hacen bromas sobre políticos.

Aunque con la llegada de la libertad de expresión ha perdido fuelle este aspecto político.

Durante el Gobierno autocrático del rey entre 1960 y 1990 se aprovechaba el festival para satirizar a las autoridades, quienes permitían las bromas en esta fecha.

Pero desde la caída de la monarquía en 2008, los espectáculos satíricos ya no son lo que eran.

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