Un autodidacta de 78 años ha esculpido más de 1.000 piezas desde hace 26 años

  • Cifuentes (Guadalajara).- Julián Velasco, un escultor de Cifuentes (Guadalajara) de 78 años, que aprendió por sí mismo a pulir la piedra a los 52 años, ha sobrepasado el millar de piezas esculpidas en sus 26 años de carrera.

Un autodidacta de 78 años ha esculpido más de 1.000 piezas desde hace 26 años
Un autodidacta de 78 años ha esculpido más de 1.000 piezas desde hace 26 años

Cifuentes (Guadalajara).- Julián Velasco, un escultor de Cifuentes (Guadalajara) de 78 años, que aprendió por sí mismo a pulir la piedra a los 52 años, ha sobrepasado el millar de piezas esculpidas en sus 26 años de carrera.

El resultado se puede ver hoy mismo, casi 30 años después, en su casa de Cifuentes (Guadalajara), donde tiene alojadas un centenar de obras.

El propio Julián relata a EFE que en este tiempo ha esculpido 1.015 piezas, entre estatuas, fuentes, escudos o santos, aunque "muchas de ellas las he regalado, otras me las han comprado", aclara, y "algunas están iglesias como San Ginés, en Guadalajara, otras en Sigüenza, incluso en Lérida y Barcelona".

Nacido en el municipio alcarreño en 1.932, Velasco empezó a trabajar desde niño en oficios como labrador u obrero, "donde se ganaba una peseta", rememora, que le llevaron también a ser cantero, un oficio que nunca entendió como un pasaporte hacia la escultura.

Sin embargo, ese trabajo resultaría revelador a la postre cuando, tras ser retado a dar forma a una piedra por un grupo de jubilados, esculpió un bajorrelieve tallado en placa de piedra que asombró, entre otros, al cura de su parroquia, que se avino a decirle que lo que había tallado era una flor de lis.

"Con esto empecé a gustarme y ahora trabajando es como mejor me encuentro", explica Julián, quien, a sus 78 años, confiesa que ya no está bien de la cadera y que el polvo también le empieza a afectar.

Desde entonces han pasado por su martillo y su cincel figuras de diversa inspiración, desde iglesias y catedrales, como la iglesia de El Salvador de Cifuentes, a personajes públicos como Machado, García Lorca, Cervantes o el Rey Don Juan Carlos.

Velasco reconoce que cuando ve algo que le inspira, rápidamente lo esculpe en piedra y, de esta forma, no sólo han pasado por su imaginación personalidades o monumentos, sino que también ha dedicado un capítulo de su obra a representar a familiares, amigos y, como no, a sí mismo.

Varias han sido las personas del mundillo artístico que se han acercado a "tentarle", pero, como Julián sostiene, "yo no hago caso a nada, yo sigo a lo mío y si hay que vender algo, pues les doy el teléfono de mi hijo y que se entiendan con él".

Aclara, en todo caso, que la mayor parte de su obra ha sido regalada y que no se decanta por ninguna en especial cuando le preguntan sobre cuál de sus esculturas es su favorita.

De entre todos sus admiradores, Velasco destaca al escritor Camilo José Cela, quien se acercó a ver las esculturas y le dijo "a quien no le guste esto es que es mala persona, y aun así le gusta".

Lo cierto es que el resultado es bastante llamativo y su nave parece un auténtico mausoleo consagrado a la cultura española en el que no faltan referencias a los toros, la cultura, la religión o, incluso, referencias a la Guerra Civil.

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