Un seminario para enseñar a luchar contra "la batalla" del trastorno bipolar

  • Alejandro Hernández tiene trastorno bipolar y va a impartir un seminario de psicoeducación sobre esta enfermedad mental para afectados, familiares y allegados, que sufren por igual el deterioro en la calidad de vida, pero "que pueden elegir cómo luchar en esta batalla sin fin".

Santa Cruz de Tenerife, 29 ago.- Alejandro Hernández tiene trastorno bipolar y va a impartir un seminario de psicoeducación sobre esta enfermedad mental para afectados, familiares y allegados, que sufren por igual el deterioro en la calidad de vida, pero "que pueden elegir cómo luchar en esta batalla sin fin".

El seminario se realizará en Santa Cruz de Tenerife el 6, 8 y 13 de septiembre y lleva por título "De bipolar a bipolar", igual que la página en internet y la guía práctica que ha editado Alejandro Hernández para relatar el proceso de la enfermedad "desde dentro", según explica el autor en una entrevista a Efe.

Alejandro Hernández fue diagnosticado de trastorno bipolar en 2003 y dos años después sufrió su última crisis, tiene una relación estable de pareja y además de la guía, ha escrito el relato "En busca de Ávalon", unos logros que asume "como medallas para colgar en la autoestima".

El trastorno bipolar "es una batalla que no elegimos", pero sí se puede aprender "cómo luchar. Yo también voy aprendiendo, me reciclo y me pongo al día" y lo que quiere transmitir a las personas que acudan al seminario es "que cuanto mejor luchemos, mejor será nuestra vida".

"Es duro, tenemos que trabajar el doble y el triple para conseguir cosas, pero se logra y hay que estar orgullosos de ello para seguir adelante", afirma.

En el seminario espera tener un contacto directo con afectados y familias "para dar las herramientas de cómo afrontar y lidiar con esta enfermedad" a partir de una serie de conocimientos, desde los contenidos teóricos hasta las medidas prácticas para la detección precoz de una crisis y las recaídas.

Señala que en las enfermedades mentales en general, y en concreto en el trastorno bipolar, las parejas, hijos y allegados del afectado sufren un deterioro en su calidad de vida tanto como el propio afectado, y precisa que por ello la psicoeducación es útil para todos.

En el trastorno bipolar hay cambios drásticos y patológicos del estado de ánimo de la persona que la padece, que van desde la mayor afección posible, la que obliga a dejar el trabajo y las relaciones afectivas "porque su mente no puede experimentar placer y estar feliz, y eso afecta a quien está a su lado".

En el otro extremo se encuentran las fases maníacas y eufóricas "de descontrol, gastar dinero, meterse en situaciones de riesgo, violencia y agresividad, contraer enfermedades venéreas o irse de viaje y desaparecer", de manera que quien conviva con el afectado "tiene que llamar a la policía para encontrarlo".

Cuando el paciente se convierte en un peligro para sí mismo o para terceras personas hay que obligar en muchos casos al ingreso hospitalario, pero a menudo el afectado, en su euforia maníaca, no se siente enfermo sino que cree que está lúcido y su mente va "a demasiadas revoluciones".

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