Un vecino de Capmany atrapado por el fuego recuerda "un infierno increíble"

  • Joan Aguilera, uno de los vecinos de Capmany que el pasado domingo se quedó atrapado por el fuego, ha recordado hoy en declaraciones a Efe que lo ocurrido fue "un infierno increíble" capaz de ponerle "la piel de gallina" a cualquiera.

Capmany (Girona), 24 jul.- Joan Aguilera, uno de los vecinos de Capmany que el pasado domingo se quedó atrapado por el fuego, ha recordado hoy en declaraciones a Efe que lo ocurrido fue "un infierno increíble" capaz de ponerle "la piel de gallina" a cualquiera.

Joan Aguilera vio como el cielo se tiñó de rojo el pasado domingo a mediodía y recibió el aviso de los Mossos de Esquadra de abandonar el pueblo.

"Media hora después nos dijeron que bastaba con que nos quedáramos confinados en casa, con puertas y ventanas cerradas", por lo que todos pensaron que el fuego no llegaría al pueblo, que ya se había librado de las llamas en anteriores incendios forestales.

"Muchos vecinos decidimos subir a la parte más alta del pueblo, al norte, donde el cementerio, y desde allí vimos como las llamas arrasaban toda la parte sur del pueblo, donde está el camping, de manera bestial", ha explicado Aguilera.

"Había ratos en los que incluso el pueblo no se veía, de todo el humo que había", ha apuntado.

Aguilera ha explicado que las condiciones meteorológicas - el viento de más de 90 kilómetros por hora, la falta de humedad y la sequedad de las tierras - y de suciedad del bosque favorecieron las llamas, que en pocas horas consiguieron rodear todo el pueblo, atrapando a todos los vecinos que habían decidido desoír la primera indicación de desalojo de los Mossos.

Cayó la tarde y decenas de vecinos de Capmany estaban atrapados en el interior del pueblo, rodeados de carreteras cortadas, con caminos forestales llenos de fuego, sin más posibilidad que la de humedecer sus propiedades y esperar en el interior de sus casas cerradas que las llamaradas les diesen tregua.

"Teníamos la sensación de que si nos quedábamos en el pueblo nos quemábamos, pero no había otra opción", ha dicho Aguilera.

"Se me pone la piel de gallina cuando lo pienso, cuando ha pasado, ves que está todo quemado, pero cuando te encuentras allí, con las llamas a cinco metros y sientes la impotencia, ... era un infierno verdaderamente increíble", ha dicho.

Aguilera asegura haber vivido varios fuegos en la zona, pero ninguno como el que destruye el Alt Empordà desde el domingo 22, y que sigue fuera de control a día de hoy a pesar de los esfuerzos de los 2.500 efectivos que trabajan sin descanso en las tareas de extinción.

"Los aviones no podían venir y los bomberos habían optado por salvar las casas y dejar que el fuego corriera, que es lo único que se podía hacer", con el resultado de que el 90 por ciento del término municipal ha quedado calcinado.

Los vecinos de Capmany llevan dos días recogiendo cenizas, no obstante no han tenido que lamentar pérdidas personales y ahora hacen piña para ayudarse unos a otros y superar una tragedia que ha teñido de negro el que hasta hace dos días era un paisaje paradisiaco. EFE

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