Una estatua colosal levanta ampollas en Senegal

  • En Dakar se está construyendo una estatua de un hombre musculoso y una mujer ligera de ropa más grande que la Estatua de la Libertad de Nueva York. Es el "Monumento al Renacimiento Africano", pero muchos senegaleses no se ven representados en esta escultura. Por una parte, las mujeres se sienten menospreciadas en esta representación, que además ha resultado poco apropiada en un país donde la mayoría de los ciudadanos son musulmanes. Eso sin contar con los 27 millones de dólares que cuesta el monumento.
Renacimiento africano
Renacimiento africano
BJN (vía Wikipedia)
Anne Look | GlobalPost

(Dakar, Senegal). Un hombre musculoso emerge de un volcán. En su brazo derecho lleva a un niño levantado en el aire, mirando hacia el Oeste; con el brazo izquierdo tira de una mujer ligera de ropa que camina detrás de él.Así es el Monumento al Renacimiento Africano que se está instalando en Dakar. Se supone que simboliza a África saliendo de siglos de opresión. Pero la estatua ha hecho que las mujeres de la capital senegalesa se pregunten ¿el renacimiento de quién, exactamente?

"Esta mujer [en la estatua] está totalmente subyugada al hombre. El hombre es el que toma las decisiones. El hombre aparece como el protector, y esto no encaja dentro de la realidad africana", afirma la historiadora Penda Mbow.Mientras que el hombre semi desnudo representa la fuerza física y el control, la mujer aparece como un "objeto sexual", dice Mbow, quien percibe a la figura femenina como algo añadido en el último momento, un apéndice, un accesorio.

Un articulista senegalés ha definido la escultura como un ejemplo de "sexismo repugnante", y se pregunta si consultaron con alguna mujer para realizar el monumento.Esa es tan solo una de las muchas críticas que ha recibido el gigante de bronce que se está colocando en una de las colinas de Dakar que miran al océano Atlántico. Otras voces aseguran que la estatua, que domina el horizonte de la capital, es un despilfarro y una falta de respeto hacia la cultura musulmana.

El monumento, de 50 metros de altura (más alto que la Estatua de la Libertad), es el proyecto mimado del presidente de Senegal, Abdoulaye Wade. Según él, se convertirá en un reclamo turístico de la ciudad tan popular como la Torre Eiffel o la estatua neoyorquina.Las primeras voces de descontento surgieron cuando Wade anunció en otoño que, como "creador intelectual", se quedará con el 35 por ciento de todos los ingresos por turismo que obtenga el monumento.

Quienes apoyan la iniciativa dicen que la estatua atraerá a los turistas, pero quienes la critican aseguran que el coloso (que costará unos 27 millones de dólares y ha sido encargada a unos norcoreanos) subraya lo profundamente desconectado que está Wade, de 83 años, de los problemas diarios de sus ciudadanos.Sus adversarios políticos denuncian que mientras la economía de Senegal empeora y la salud y la educación están en crisis, el presidente despilfarra una enorme cantidad de dinero público en el monumento.

Cerca del 95 por ciento de los 12 millones de habitantes de Senegal son musulmanes. En diciembre algunos imanes criticaron la estatua por considerarla un despilfarro e ir en contra de las restricciones musulmanas a la representación de la figura humana. Wade respondió a esas acusaciones diciendo que en las iglesias los cristianos le rezan a un hombre llamado Jesús. El presidente se vio forzado posteriormente a disculparse ante los cristianos del país, que se sintieron ofendidos y protestaron en Dakar.

Recientemente, el arquitecto encargado de la obra dijo que, ante las críticas recibidas, sugería que las piernas desnudas de la mujer fuesen cubiertas de algún modo con cemento.

"Yo no me veo representada en esa mujer"

La mujer eleva la mirada al cielo mientras que el hombre tira de ella hacia la cima. Sus brazos están extendidos hacia atrás, mientras una tela que ondea al viento cubre sus pechos firmes.En un país en donde las mujeres visten con túnicas hasta el suelo y llevan pesadas cargas en sus cabezas, con los niños colgados en la espalda, esta visión artística parece un poco fuera de lugar. De hecho, preguntamos qué les parece la estatua a una mujer que vende vegetales en el margen de la carretera, a la gerente de una oficina y a una madre soltera de cuatro hijos. Y todas ellas contestan lo mismo: "Yo no me veo representada en esa mujer".

En Senegal las mujeres se visten de manera discreta y cubren sus cuerpos, dice Magatte Sy, de la organización feminista Siggil Jigeen, con sede en Dakar, que gestiona un centro de asesoramiento contra la violencia de género. Pero Sy está más preocupada por la posición de la mujer y su tamaño en relación al hombre. Según ella, éstos son aspectos relevantes y problemáticos en un país cuyo código legal todavía declara al hombre como jefe de la familia y le otorga exclusivamente a él el derecho a elegir dónde viven su mujer e hijos.

"El hombre es el cabeza de familia, el hombre es el que va por delante. El hombre es el que lo maneja todo. Todo gira en torno a el", dice Sy. "Ese no es el futuro de la mujer africana. Yo no quiero ver a la mujer detrás o por delante del hombre. Yo quiero verla a su lado, al mismo nivel".

Las activistas feministas, como la abogada Aminata Kebe, dicen estar demasiado ocupadas tratando de ayudar a las mujeres a sobrevivir a los partos, a escapar de la violencia doméstica y a ser más independientes económicamente como para perder mucha energía por el tema de la estatua.

Kebe dirige un centro de asistencia legal gratuito en Dakar para la Asociación de Mujeres Abogadas, una organización que está trabajando para que se reforme el código de familia, para que la poligamia sea la excepción y no la regla, y para que haya más mujeres en cargos políticos. "Por supuesto que la mujer de la estatua es preocupante, pero a mí me preocupan mucho más las mujeres que están 50 metros más abajo, en la tierra, las que vienen a mi centro de ayuda legal", dice Kebe.

Después, mueve la cabeza y se queda pensativa. "¿Este monumento representa el Renacimiento Africano para la mujer? ¿Representa esta estatua el futuro [de la mujer africana]?", plantea con seriedad. "No, de ningún modo".

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