¿La victoria de Trump liberó a los fantasmas en EEUU?

Organizaciones defensoras de los derechos humanos temen que la elección de Donald Trump haya liberado fantasmas en Estados Unidos, ante la proliferación de agresiones verbales racistas u homófobas, e incluso actos violentos contra minorías criticadas por el presidente electo.

Pintadas con esvásticas y consignas nazis en Filadelfia, cantos xenófobos en liceos de Nueva York, cartas amenazantes distribuidas en los buzones, insultos y ataques en los campus universitarios: desde el martes 8 de noviembre, las denuncias de tales hechos se multiplican a través de las redes sociales.

"Yo uso pañuelo en la cabeza, hoy alguien me pasó en un embarcadero y me dijo: 'tu hora llegó, mi pequeña'", escribió en Twitter la periodista Mehreen Kasana.

La minoría latina, blanco de ataques de Trump durante toda la campaña, parece particularmente expuesta, constató la organización Southern Poverty Law Center (SPLC), que comenzó a censar los recientes desbordes racistas.

Interrogado sobre esos ataques xenófobos, Trump afirmó que se trata de un "muy pequeño número" de hechos. "Deben parar" afirmó.

Un educador del Estado de Washington (noroeste) relató: "en la cafetería el miércoles en el almuerzo, algunos comenzaron a corear 'Construyan el muro'. En mi clase algunos alumnos gritaban 'si no nacieron aquí, hagan las valijas'".

Del martes al viernes, el SPLC registró más de 200 actos similares contra negros, mujeres, miembros de la comunidad LGBT.

"No es como en la época (de la segregación y) del movimiento de los derechos civiles. Nadie incendia iglesias", comentó Richard Cohen, presidente del Southern Poverty Law Center, al diario The New York Times. "Pero sin duda alguna hay un resurgimiento" de la intolerancia.

La policía federal hizo público un informe dando cuenta de un incremento de 67% de los actos antimusulmanes en 2015.

En ocasiones se trata solamente de grafitis en los baños.

En esas inscripciones, el eslogan de la campaña de Trump de "Hacer a Estados Unidos grande otra vez" algunas es veces modificado: "Hacer a Estados Unidos blanco otra vez".

A ello se suma el peor vocabulario xenófobo y despreciativo para designar a los negros, latinos y gays.

En Nueva York, aparecieron esvásticas pintadas en el barrio de Brooklyn, llevando a la policía a abrir una investigación.

"No toleraremos actos de violencia en nuestra ciudad, tan bella por su diversidad", advirtió el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.

Con frecuencia, los actos de odio no se limitan únicamente a las palabras.

Una estudiante musulmana de la universidad de San Jose relató que un hombre blanco había intentado arrancarle su velo, llegando casi a asfixiarla.

Otra estudiante de la universidad de Ann Arbor, en Michigan, dijo haber sido abordada por un hombre que amenazó con prenderla fuego con su encendedor si no se quitaba el chador.

En la ciudad de Missoula, en Montana, se distribuyeron volantes del American Nazi Party en zonas residenciales, acusando a los judíos de controlar los medios. La sinagoga local solicitó a la policía un refuerzo de la seguridad.

En este clima inquietante, Trump nombró como alto consejero de la Casa Blanca al sulfuroso Steve Bannon, un ultra-conservador conocido por sus nexos con supremacistas blancos.

Esta decisión "no hace sino envalentonar más a los sectores extremistas en este período tan tenso", concluyó Oren Segal, director de la organización Anti-Defamation League (ADL).

El lunes, Chicago se unió a otras importantes aglomeraciones del país, anunciando que continuará siendo una "ciudad santuario" para inmigrantes, en abierto desafío al presidente electo.

Los Angeles, Nueva York, Seattle y San Francisco habían hecho similares anuncios luego de la elección de Trump el martes, señalando que se negarán a encarcelar a los inmigrantes indocumentados a fin de ser deportados y se comprometieron a continuar ofreciendo servicios públicos sin tener en cuenta el estatus legal de la persona.

El candidato republicano ahora electo, hizo campaña bajo la promesa de deportar a millones de inmigrantes indocumentados. En una entrevista emitida durante el fin de semana en el programa "60 Minutes" de la cadena CBS, Trump dijo que planea deportar inmediatamente o encarcelar hasta tres millones de inmigrantes con antecedentes penales, desde que asuma la presidencia, el 20 de enero.

"Lo que vamos a hacer es que los criminales, los que tienen antecedentes penales, miembros de pandillas, narcotraficantes, a mucha de esa gente -probablemente dos millones, podrían ser incluso tres millones- los expulsaremos del país o los encarcelaremos", advirtió Trump.

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