Vivir en humildad y compartir, la esencia de la fiesta judía del Sucot

  • Vivir en humildad y compartir lo que se tiene es el precepto de la celebración de la "Fiesta de las Cabañas" (Sucot), una festividad durante la cual las familias judías se desprenden de bienes materiales y comodidades para convivir, durante siete días, en una especie de cabaña sin puertas ni techo.

María José Brenes

Barcelona, 29 sep.- Vivir en humildad y compartir lo que se tiene es el precepto de la celebración de la "Fiesta de las Cabañas" (Sucot), una festividad durante la cual las familias judías se desprenden de bienes materiales y comodidades para convivir, durante siete días, en una especie de cabaña sin puertas ni techo.

"Este precepto nos recuerda la vida precaria en la que vivimos cuando deambulamos por el desierto, es por ello que el mandamiento de Dios nos dice que recordemos este momento, que nos unamos como pueblo", ha explicado a Efe Dalia Levinsohn mientras compartía con familiares y amigos en una Sucá, como se llama la cabaña, en la localidad de Valldoreix, cerca de Barcelona.

"Es una manera de reflexión, de decir que se puede vivir con humildad", ha agregado.

La Fiesta del Sucot, de origen bíblico, se celebra durante siete días, y rememora todo lo que vivió el pueblo judío durante cuarenta años, cuando sus antepasados atravesaron el desierto de Sinaí antes de entrar a la tierra prometida.

La tradición indica que durante una semana al año las familias deben construir y vivir en una Sucá, con un techo hecho de hojas de palma, que permita la visibilidad al cielo, sin puertas y con paredes creadas con telas u otro material.

Cada persona puede crear su propia cabaña en las terrazas de las casas o en el jardín, puede asistir a la Sucá de la Sinagoga o a la de un amigo, y ahí pasar un tiempo descansando, viviendo, comiendo y haciendo de este sitio su "verdadero hogar".

"Nos trasladamos a una construcción muy precaria donde debemos recordar que tenemos que salir de las comodidades de nuestra casa, con un techo de ramas, con paredes frágiles, es una manera de decir que se va en contra del consumismo y de la modernidad", ha destacado Levinsohn mientras arreglaba los últimos detalles para la última cena de la celebración.

Por su parte, Moriah Ferrus ha explicado que una característica importante de la Sucá es que debe permitir la entrada por los cuatro lados para que ingresen los invitados, "porque es un lugar de acogida" para amigos, vecinos, familiares.

Además, ha añadido, es una manera de "vivir en humildad", recordar la "inestabilidad de la vida" y una manera de enseñarle a los niños y recordarle a los mayores que se debe "aprender a vivir con lo necesario" y dar "gracias a Dios" por lo que se tiene.

Durante los siete días de la festividad, el cabeza de familia recita una bendición sobre las cuatro especies: el limón, la hoja de palma, la rama de mirto y la hoja de sauce.

"Las cuatro especies son como una representación de los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego. Tenemos que verlo en muchos paralelos como cuatro direcciones, cuatro polos, debemos observar cada uno de ellos y unificarlos", ha manifestado David Picard.

"Las especies también representan -ha añadido- los cuatro tipos de personas que somos: el que sabe mucho, el que no sabe tanto, el que sabe preguntar y el que es sabio; es decir, la Sucá además nos recuerda que a pesar de todas esas diferencias al final todos somos iguales y por eso debemos compartir todos juntos en la cabaña, como pueblo unido".

Además de la bendición de las cuatro especies, las familias han pronunciado una bendición especial por la oportunidad de sentarse en la Sucá, y entre risas y con cánticos típicos de su pueblo cerraron una noche mágica que ha conmemorado a sus antepasados.

Junto a las de Pésaj y Shavuot, Sucot es una de las festividades más importantes del judaísmo, durante la que se acostumbraba a peregrinar a Jerusalén.

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