La apnea obstructiva del sueño (AOS) es una enfermedad respiratoria común que causa despertares recurrentes durante la noche, lo que impide completar un sueño reparador. En concreto, consiste en la interrupción total (apnea) o parcial (hipopnea) de la respiración a causa de colapsos o cierres en la vía aérea superior mientras se duerme. Si este problema no se repara, las consecuencias de un mal descanso pueden aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud graves.
En concreto, padecer esta afección se asocia a un mayor riesgo de incidencia de hipertensión arterial y diabetes tipo 2: “La gente puede pensar que solo afecta a la calidad del sueño. Sin embargo, el problema no es solo dormir bien o mal, sino que puede tener consecuencias importantes a nivel cardiovascular, neuropsíquico, metabólico y aumenta el riesgo de accidentes de tráfico, por tanto, sí es una enfermedad muy importante”, afirma la jefa de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital Ruber Internacional, Míriam Navarro Cunchillos.
“La AOS no solo afecta a la calidad del sueño”
La cirugía del sueño tiene como meta fundamental reducir esta colapsabilidad de la vía aérea superior durante el sueño. Para ello, deben ejecutarse correctamente una historia clínica completa, una polisomnografía nocturna para confirmar la severidad del cuadro, y una exploración endoscópica con sueño inducido para identificar la zona o zonas de la obstrucción. Los pacientes que pueden acogerse a un tratamiento quirúrgico son básicamente aquellos que no toleran o simplemente rechazan medidas más conservadoras como los dispositivos de avance mandibular o los de presión positiva de la vía aérea.
Identifica los síntomas
Gran parte de las personas que padecen AOS desconocen que su respiración se interrumpe durante el sueño y no son conscientes de la cantidad de veces que se han “despertado” durante la noche. Algunos tienen despertares con sensación de falta de aire o se despiertan con dolor de garganta o boca seca, otros presentan somnolencia durante el día o tienen dificultad para concentrarse en sus actividades diarias. El síntoma más común es el ronquido.
El síntoma más frecuente es el ronquido
“Las manifestaciones clínicas varían mucho dependiendo de los fenotipos. En los varones, el ronquido, las apneas observadas por la pareja y la somnolencia son lo más característico, pero ojo, en las mujeres, se manifiestan de otra forma, fundamentalmente con depresión, con ansiedad, cefalea y cansancio. Esto hace que muchas veces el diagnóstico se haga de forma tardía”, agrega la jefa del Servicio de Neumología del mismo centro, Eva Arias Arias.
¿Por qué padecemos AOS?
Aunque hay una enorme “variabilidad de factores anatómicos” que pueden explicar el cierre de la vía aérea mientras dormimos, los más frecuentes son el “aumento de tamaño del paladar, las amígdalas y la base de la lengua”, así como “alteraciones dentofaciales y obesidad”, indica la doctora Navarro. En esto coincide su homóloga, la doctora Arias, y apunta a la necesidad de un “abordaje multidisciplinar” de esta enfermedad que incluya “cirujanos maxilofaciales, otorrinolaringólogos y odontólogos especializados, además de neurólogos y neumólogos”.
Muchos de los problemas asociados al AOS pueden deberse a alteraciones cráneofaciales
En casos bien seleccionados, la cirugía es una gran opción para corregir definitivamente la AOS. En otras ocasiones, pasar por quirófano no es una solución completamente definitiva y curativa, pero “tiene un papel adyuvante o facilitador, que ayuda a que el resto de los tratamientos tengan un mejor resultado o sean mejor tolerados por el paciente”, señala Arias, que destaca el valor de la cirugía como complemento a otros tratamientos.
Consecuencias a largo plazo
Si bien la apnea del sueño es una afección que al detectarse de manera temprana puede corregirse sin problemas severos, ambas especialistas del Hospital Ruber Internacional explican que sí se considera grave por su “repercusión inmediata en cuanto a la calidad de vida y el descanso nocturno” y por sus consecuencias a largo plazo: “Desde el punto de vista fisiopatológico, estas consecuencias guardan relación con la hipoxia intermitente, la fragmentación del sueño y los cambios de presión a nivel intratorácico”.
“La AOS tiene repercusión inmediata en cuanto a la calidad de vida y el descanso nocturno”
Por ello, recibir tratamiento para la AOS es clave para reducir los problemas de salud graves y disminuir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un derrame cerebral, diabetes tipo 2, glaucomas y algunos tipos de cáncer. Por suerte, indica Navarro que la exploración con el paciente dormido (DISE) otorga información añadida a las exploraciones en consulta con el paciente despierto y resta “mucha incertidumbre al tratamiento quirúrgico de estos pacientes”.
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