La lectura es uno de los hábitos más reparadores y beneficiosos que recomiendan los profesionales en neurología y en salud mental en cualquier fase vital. Desde que somos niños y nos leen en voz alta hasta las fases más avanzadas de la vida, la lectura potencia multitud de capacidades gracias a la gran cantidad de procesos que se ponen en marcha cuando leemos. Asimismo, se trata de una práctica que estimula la interpretación de signos que, a su vez, activan esquemas de conocimiento que generan emociones.
En el curso de la lectura están implicados “procesos cognitivos” como la “atención, concentración o memoria”, que al ejecutarse ofrecen cuidado y beneficios con respecto a la salud mental, indica el jefe de servicio de Psicología Clínica del Hospital Quirónsalud Córdoba, Francisco Lara. Por su parte, el cirujano cardiovascular del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y autor de la novela No reanimes a mi padre, Rafael Hernández Estefanía, destaca que el cerebro, al igual que otro músculo, “requiere entrenamiento disciplinado a través de la lectura”.
El cirujano y escritor apunta que en todas las fases vitales la lectura debe estar presente, al ser “uno de los tratamientos más curativos que los médicos podemos prescribir a los pacientes a lo largo de la vida”. En la infancia y adolescencia, en plena fase de desarrollo, Hernández recomienda “leer un libro al mes” para fomentar el hábito de la lectura, estimular la imaginación y favorecer el aprendizaje de vocabulario. En la edad adulta, la lectura “mantiene el cerebro activo, fortalece las conexiones neuronales y aumenta la reserva cognitiva” para el futuro. Y en la tercera edad, los beneficios de la lectura se hacen aún más evidentes, puesto que mejoran “tanto la concentración como la memoria y evitan la temida soledad”.
“La lectura mejora la concentración, la memoria y evita la soledad”
Entre los beneficios de la lectura se encuentran la capacidad de socialización, gracias a la adquisición de conocimientos útiles, “el desarrollo de la empatía, la seguridad y la autoconfianza”, señala Francisco Lara. De esta forma, los conocimientos que aporta la lectura “mejoran el estrés y facilitan las relaciones sociales”. En consecuencia, esta práctica libera estrés y ansiedad, activa la imaginación, proporciona alternativas al entorno rutinario e incluso influye positivamente en “el estado de ánimo”.
Incentiva la lectura a los niños
Un libro, para un niño, puede ser determinante en el resto de su vida. Brinda posibilidades casi infinitas que, a causa de las nuevas tecnologías, cada vez se están explorando menos. Los aparatos tecnológicos prestan, con menor esfuerzo, “un mundo estimulante y atractivo”, motivo por el que es “imprescindible cuidar y desarrollar hábitos lectores adecuados” y no dejar escapar las “innumerables ventajas a nivel cognitivo, creativo y emocional” de la lectura, detalla la neuropsicóloga infantil del Hospital Quirónsalud San José y del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, Paloma Méndez de Miguel.
Como les ocurre también con otros hábitos, los niños necesitan un “manejo eficaz del recurso”, aunque para ello requiere esfuerzo. Para alentar a los más pequeños a la lectura, la doctora recomienda “tener paciencia y ofrecer contenidos que sean atractivos, asumibles y sencillos para que puedan desarrollar el disfrute por la actividad”. De esta forma, será más sencillo “automatizar los procesos lectores, generar hábito y mejorar el vocabulario y la comprensión”, estima.
El neuropediatra del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, Daniel Martín-Fernández Mayoralas insiste en que adquirir el hábito lector en los niños facilita “un mejor desarrollo de diversas áreas cognitivas del cerebro”, mejor vocabulario y mayor variedad de temas en las conversaciones, así como el estímulo de la imaginación y la contribución “al adecuado desarrollo de las emociones”. Además, la lectura es crucial en la salud mental de ellos, puesto que “los niños con lectura pobre tienen problemas emocionales y un riesgo importante de ansiedad”. Asimismo, esta práctica supone una estrategia de prevención primaria en la reducción del riesgo futuro de padecer demencia. Recomienda, además, que los padres lean a sus hijos en voz alta de forma regular, puesto que contribuye al vínculo afectivo, “aprenden a leer antes que sus coetáneos” y mejoran su rendimiento en matemáticas.
“Se recomienda a los padres que lean en voz alta de forma regular a sus hijos”
Además de la potenciación de la creatividad, la ortografía y el vocabulario, Méndez de Miguel estima que la lectura en la fase de desarrollo “favorece la capacidad de concentración” si el contenido les motiva. Otros beneficios que se ponen de manifiesto al adquirir el hábito en edades tempranas son “la asimilación e integración de información” de manera rápida y su función como válvula de escape sana: “la infancia y la adolescencia son los periodos en los que construimos nuestra identidad personal, nuestros valores, y también nuestros intereses. La lectura es una afición saludable que aporta la posibilidad de desconectar y favorece la satisfacción personal”.
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