Termina en plata la historia del Sotomayor saltador

El cubano nacionalizado azerbaiyano Lorenzo Sotomayor, coronó una improbable hazaña al saltar este domingo de vendedor ambulante en las calles de La Habana a subcampeón olímpico de los 64 kilos del boxeo de Rio-2016.

Sotomayor cayó vencido por decisión dividida 2-1 ante el uzbeko Fazliddin Gaibnazarov, en la final de los 64 kilos.

El uzbeko se llevó la victoria por votación de 2-1, con cartones de 29-28, 29-28 y 28-29.

"Él me planteó un plan diferente a la anterior ocasión en que me habia ganado. En el segundo asalto me sorprendió con un golpe, pero pienso que en el tercero estuve mejor. Lamentablemente, los árbitros no lo vieron así", declaró Sotomayor.

Primo del legendario recordista mundial y campeón olímpico de salto de altura Javier Sotomayor, Lorenzo paseó el apellido con donaire por el encordado de Rio.

Este púgil de 31 años, que en su natal Habana dejó el boxeo para dedicarse a vender viandas y zapatos y mantener a sus dos hijos pequeños, regresó al cuadrilátero de la mano de una novia azerbaiyana y un entrenador cubano.

"Si todavía estuviera en Cuba no habría venido a los Juegos Olímpicos. Estaría en las calles luchando para ganarme la vida y alimentar a mis dos pequeños hijos", reveló a la AFP, Sotomayor antes de empezar le torneo.

Quince días después, dice estar satisfecho de lo que ha conseguido.

"Me siento un poco triste porque quería ser campeón, pero igual llegar a una final olímpica es el sueño de todo boxeador. Mi nombre estará ahí en los libros de historia, y mis hijos lo verán", declaró este domingo, poco después de bajar del ring.

A su lado, Pedro Roque, el entrenador que le rescató de un gimnasio en Bakú y le llevó a la Selección Nacional de Azerbaiyán, asiente satisfecho con la labor de su pupilo.

"No se le puede pedir más. Con sólo dos años de preparación llegó a una final olímpica. Es un bravo este muchacho", aseguró Roque, ex entrenador de la selección de Cuba.

"En Cuba no tenía tiempo para entrenar. Cada día salía a la calle a vender cosas, zapatos, vestidos, de todo. Había que vivir", añade Sotomayor.

Un día, en esos andares por La Habana, conoció a una chica rusa que vivía en Azerbaiyán -"ni sabía dónde estaba ese país", asegura- y pronto la relación generó en matrimonio.

A mucha insistencia, reveló el nombre de su novia a los periodistas.

"Niurka, se llama Niurka", se limitó a decir.

"Fue una muchacha que conocí en Cuba. Tú sabes como es el cubano. Le caí bien y me dijo 'vamos para Rusia' y nos fuimos para allá. Esa es la historia", acotó.

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