La petición de su retiro inmediato de las carreras contó también con el apoyo de Ciclistas Profesionales Asociados, en representación de los deportistas, y la respuesta de la UCI no se hizo esperar, corroborando la retirada de los citados frenos. El mecanismo pasó sus primeras pruebas entre los meses de agosto y septiembre de 2015 y a la postre fueron probados por los diferentes equipos que forman parte de la organización.
Tras un largo debate entre todas las partes interesadas, la UCI optó por autorizar su utilización a partir de 2016, un año en el que realizarían un especial seguimiento de sus cualidades.
Después de establecer la prohibición, la institución internacional continuará con sus consultas acerca del tema en cuestión con la Comisión de Equipaje, que está compuesta por representantes de los equipos, corredores, mecánicos, aficionados, comisarios y la industria de la bicicleta, con la prioridad de salvaguardar la seguridad de los deportistas.
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