A pesar de la decepción, el Athletic sigue adorando a Bielsa

  • La afición del Athletic Club, pese de la decepción que le ha supuesto perder dos finales casi sin competir, derrotas que le han deslucido lo que caminaba hacia una temporada memorable, sigue adorando a Marcelo Bielsa, a quien le mostró un enorme e inusitado cariño cuando ya todo estaba perdido ante el Barcelona en la final de la Copa del Rey.

Ramón Orosa

Madrid, 25 may.- La afición del Athletic Club, pese de la decepción que le ha supuesto perder dos finales casi sin competir, derrotas que le han deslucido lo que caminaba hacia una temporada memorable, sigue adorando a Marcelo Bielsa, a quien le mostró un enorme e inusitado cariño cuando ya todo estaba perdido ante el Barcelona en la final de la Copa del Rey.

Los cánticos a coro, desgañitándose, de los seguidores rojiblancos de "Bielsa, quédate, Bielsa quédate", ya con el 0-3 final en el marcador, demostraron cuanto ha calado en Bilbao un entrenador al que el Athletic le estará eternamente agradecido por momentos como, por ejemplo, los de la eliminatoria ante el Manchester United.

El Athletic no solo venció a los de Sir Alex Ferguson, sino que lo hizo ganándole los dos partidos y exhibiendo un fútbol que asombró al mundo y quedará en la retina durante décadas.

Algún jugador significado en el vestuario rojiblanco se mostró convencido tras el choque de Old Trafford que "dentro de 50 años, a los que sobrevivan o sobrevivamos de este equipo, nos preguntarán por este partido".

Una frase que refleja de manera diáfana lo que ha dado de Bielsa a una ciudad que adora el fútbol y que ha cumplido en la Liga Europa de este año el sueño largamente deseado de protagonismo internacional mostrando su singular idiosincrasia.

No ha acabado bien el curso con el de Rosario, pero el Athletic quiere más Bielsa. Ahora solo falta que el técnico responda igual y dé el sí que Josu Urrutia está esperando. Se sabrá próximamente.

Una respuesta afirmativa de 'El loco' tornaría lo que ahora es todo decepción en nueva ilusión de cara a un año futbolístico en el que el club bilbaíno tiene asegurado su regreso a Europa.

Aunque haber perdido las dos finales le obligará a adelantar enormemente ese regreso, al 2 de agosto. Cuando probablemente alguna de sus piezas más importantes estén en los Juegos Olímpicos y otras, las que hayan ido a la Eurocopa, con poco tiempo de descanso.

Ese corto tiempo de vacaciones será casi como un nuevo castigo a un equipo que ha llevado a cabo una temporada enormemente exigente, en la que ha dejado un récord de partidos disputados que difícilmente volverá a batir, 63, pero que ha rematado mal.

Resume ese desinfle final otro récord para los anales, el de encuentros sin marcar ningún gol, los seis últimos. Esa sequía le ha impedido al Athletic llegar a los 100 goles, un ritmo que llevó durante buena parte del curso. Se ha quedado en 94.

Le ha pasado algo similar a Fernando Llorente, que apuntaba a unir su nombre a los de los grandes goleadores la históricos del club (Zarra, Bata, Dani ...) alcanzando los 30 goles. Se ha quedado en 29. Eso sí, batiendo largamente su récord anterior de 23 tantos en una temporada.

En el cierre del curso, le pasó al equipo bilbaíno en el Vicente Calderón ante Barcelona algo parecido a lo que le ocurrió en Bucarest frente al Atlético de Madrid 16 días antes, donde se vio superado desde el pitido inicial y no tuvo ninguna opción de ganar.

Si en la capital rumana era a la media hora cuando ya la victoria era casi una quimera tras dos goles de Falcao, ayer fue para el minuto 25 cuando entre Pedro y Messi le habían dejado claro que otra vez iba a ser que no.

En ambas ocasiones, el conjunto vasco fue abrumado por la fuerte presión a la que fue sometido en campo propio por sus rivales. Aunque en el Calderón el aluvión de oportunidades azulgranas fue muy superior al del Atlético en Estadio Nacional de Bucarest.

En definitiva, dos finales que habían inundado de ilusión a la entregada afición rojiblanca perdidas casi sin poder competir, la máxima de siempre del conjunto rojiblanco: dar la cara siempre, incluso ante los rivales más poderosos.

Algo parecido a lo que ocurrió en 1977, la vez anterior en la que el Athletic llegó a dos finales y las perdió, una en Europa y otra en España. Pero también muy diferente, porque en ambas, de la mano de Koldo Aguirre, hizo méritos suficientes como para haber ganado.

Entonces, el Juventus salió vivo de un asedio infernal en San Mamés y el Betis, también en el Calderón y tras empatar las dos veces que se vio abajo en el marcador, acabó ganando a penaltis.

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