Abuelos, chicos y triunfos escandalosos se hacen un campo en San José 2013

  • Cuando la guatemalteca Dalia Soberanis o el salvadoreño Ramón Cruz apenas nacían hace 17 años, la costarricense Gretchen Luttman ya tenía 47, pero los tres comparten el dulce sabor del oro de los Juegos Centroamericanos San José 2013, unas justas donde no han estado ausentes los resultados de escándalo.

Douglas Marín

San José, 8 mar.- Cuando la guatemalteca Dalia Soberanis o el salvadoreño Ramón Cruz apenas nacían hace 17 años, la costarricense Gretchen Luttman ya tenía 47, pero los tres comparten el dulce sabor del oro de los Juegos Centroamericanos San José 2013, unas justas donde no han estado ausentes los resultados de escándalo.

Si hay algo que han logrado los Juegos Centroamericanos, que concluirán el próximo 17 de marzo, es juntar a deportistas de varias generaciones, desde veteranos hasta colegiales que comienzan sus sueños de formarse un nombre en el deporte internacional.

Luttman, de 63 años y quien compite en ecuestre, ganó medalla de oro en la modalidad de adiestramiento por equipos, una de bronce en la prueba de adiestramiento individual y una plata en el adiestramiento completo individual.

"Mi rutina de vida es hacer ejercicios en un gimnasio. Luego, a eso de las 9:30 a.m. me dedico a montar mis caballos por espacio de 45 minutos, luego a descansar, y más tarde me dedico a seguir disfrutando de la vida", dijo Luttmann en un comunicado del Comité Olímpico Costarricense.

A su edad, esta economista, esposa, madre y abuela, considera que la clave de su éxito ha sido el "trabajo y la disciplina", pero además que comparte la pasión del deporte ecuestre con su esposo Luis Núñez, también ganador del oro por equipos de San José 2013.

Luttman ha tenido una pasión por la equitación desde joven, pero no fue hasta sus 45 años que comenzó a practicarlo como deporte de competencia.

Cuando Luttman iniciaba en las artes del Ecuestre, otros deportistas que compiten con éxito en San José 2013, como la patinadora guatemalteca Dalia Soberanis, el salvadoreño Ramón Cruz, de halterofilia, o el nadador costarricense Francisco Montero ni siquiera habían nacido.

Soberanis, de 16 años, ha ganado tres medallas de oro, una de plata y una de bronce en patinaje en las justas regionales, en un deporte que combina con sus estudios del colegio y las actividades típicas de una joven con sus amigos.

"Mi sueño es llegar a ser campeona mundial y, si no se puede, pues tener un buen tiempo o un buen lugar en los mundiales", expresó Soberanis a Efe esta semana.

Otro joven que se ganó un lugar en los Juegos es el salvadoreño Ramón Cruz, de 17 años, quien obtuvo la primera medalla de oro que se entregó en San José 2013 al levantar 90 kilos en la modalidad de arranque de la categoría de los 56 kilos.

"Es una gran motivación para seguir entrenando, mi sueño es el de todo atleta: competir en unos olímpicos", expresó Cruz.

A los 16 años también ganó hoy una medalla de oro el costarricense Francisco Montero, en los 5 kilómetros de aguas abiertas.

En estos Juegos Centroamericanos no han estado ausentes las palizas de escándalo.

El 26-0 que le propinó el equipo femenino de Nicaragua al de Costa Rica en el sóftbol esta semana resonó como un cuadrangular en estas justas, sobre todo porque el árbitro decidió detener el compromiso por la vía del nócaut.

Las 'ticas' no fueron las únicas en perder por esa regla, ya que el conjunto masculino de El Salvador vivió lo mismo cuando caía por 23-1 frente a la poderosa escuadra de Guatemala, que días después ganó el oro.

Pero como en el fútbol no existe el nócaut, las muchachas de Belice tuvieron que aguantar 90 minutos un vendaval de anotaciones de Costa Rica que se saldó con un 14-0 en la jornada inaugural de este deporte el pasado miércoles.

El Estadio Nacional de San José, catalogado como el más moderno de Centroamérica, también se vio envuelto en un escándalo cuando la pólvora utilizada el pasado domingo en la inauguración de las justas provocó un incendio que consumió 800 metros cuadrados de su techo, que ya comenzó a ser reparado.

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