Los hechos comenzaron al concluir el choque que enfrentaba al Athletic y al Anderlecht, y con el estadio prácticamente vacío, cuando más de la mitad de los dos mil hinchas que llenaban el fondo Sur del estadio bilbaíno entraron en el terreno de juego, en parte, para evitar el intercambio de lanzamientos que se estaban cruzando las dos aficiones.
Los más radicales cruzaron todo el campo y fueron en busca de los aficionados del Athletic que se ubican en el fondo Norte. Ahí comenzaron los golpes y las carreras, mientras los encargados de la seguridad del club intentaban impedir que la situación llegase a mayores.
En la sala de prensa, el entrenador del Anderlecht, Ariel Jacobs, dijo que los hechos han podido producirse debido "al estado de euforia" de sus aficionados aunque los calificó de lamentables.
Caparrós, por su parte, indicó que "es una pena para el fútbol" que pasen este tipo de acontecimientos "en un partido que es un espectáculo". "El fútbol tiene que ser una fiesta. Esto no es bueno para el fútbol y es una pena", concluyó Caparrós.
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