Alberto Entrerríos, la estrella al servicio del grupo

  • Con condiciones para ser una gran estrella solista, Alberto Entrerríos siempre prefirió ser parte de un grupo, tanto en el balonmano como en la música, las dos pasiones que han marcado la vida del capitán de la selección española de balonmano, que hoy cerró en Barcelona su larga carrera internacional, tras 239 partidos, de la mejor manera posible, levantando su segundo título de campeón del Mundo.

Javier Villanueva

Barcelona, 27 ene.- Con condiciones para ser una gran estrella solista, Alberto Entrerríos siempre prefirió ser parte de un grupo, tanto en el balonmano como en la música, las dos pasiones que han marcado la vida del capitán de la selección española de balonmano, que hoy cerró en Barcelona su larga carrera internacional, tras 239 partidos, de la mejor manera posible, levantando su segundo título de campeón del Mundo.

"Entonces no tenía todavía claro si su futuro estaba en el balonmano. Tenía cierta confusión entre la música y el balonmano, pero cuando dio aquel salto de calidad ya supo que este deporte era su futuro", señaló Rafael Méndez, el técnico del Universidad de Oviedo Naranco que con tan sólo 19 años hizo debutar a Entrerríos en 1997 en la Liga ASOBAL.

Un debut que no pudo ser más espectacular, ya que el joven Alberto Entrerríos no tardó en destaparse como uno de los mejores laterales de la competición, que cerró como quinto máximo goleador, lo que además de su fichaje por el Reale Ademar de León, con quien en 2001 ganaría su primer título de Liga.

Menos tuvo que esperar el jugador asturiano para debutar con la selección española, con la que Entrerríos debutó en junio de 1997 con motivo de los Juegos del Mediterráneo de Bari, una selección experimental cargada de jóvenes, de la que no tardaría en pasar al plantel dirigido por el entonces seleccionador, Juan de Dios Román.

"Recuerdo que debutó con nosotros en León y que jugó muy bien. Alberto siempre ha sido un jugador en progresión, que ha ido mejorando día a día, asimilando cosas de cada entrenador que ha tenido, hasta convertirse en un auténtico maestro en el juego dos para dos con el pivote y en el juego de superioridad", señaló Román, actual presidente de la Federación Española de Balonmano.

De la mano de Juan de Dios Román, el mayor de los hermanos Entrerríos logró en enero de 2000 su primer gran éxito con la selección, la medalla de bronce conquistada en el Europeo de Croacia 2000, un bronce que tornaría oro cinco años más tarde, en el Mundial de Túnez 2005.

"Es el mejor jugador de la historia del balonmano español, tanto técnica como tácticamente", señaló Juan Carlos Pastor, el seleccionador que llevó en 2005 en Túnez a Alberto Entrerríos a su primer título mundial.

Una fructífera relación, ya que bajo la dirección de Pastor, el lateral asturiano sumó a su palmarés una medalla plata en el Europeo de Suiza 2006 y un bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, dos éxitos en los que Entrerríos compartió vestuario con otras de las leyendas del balonmano español, el portero David Barrufet.

"Ha sido uno de los mejores laterales izquierdos que ha tenido este país, un jugador maravilloso, de los de más calidad. Un jugador que siempre se ha volcado en trabajar para el grupo, que nunca ha querido resaltar más que los demás", comentó Barrufet.

Unas dotes que permitieron pasar a Alberto Entrerríos del Reale Ademar de León al Barcelona, donde sólo permaneció una temporada, antes de aterrizar en Ciudad Real, donde el gijonés militó diez temporadas.

"Es sin duda el jugador más creativo que ha existido en España", señaló Talant Dujshebaev, que primero como jugador, tanto en el Ciudad Real como en la selección, y luego como entrenador ha compartido durante más de un decenio banquillo con el asturiano.

Una relación que se rompió el verano pasado cuando Alberto Entrerríos, de 36 años, abandonó el Atlético de Madrid y el balonmano español para enrolarse en las filas del Nantes francés, con el que se ha marcado como reto ganar la Copa EHF, cuya final se disputará en la ciudad francesa.

Reto que concentraba los esfuerzos del asturiano, hasta recibir a finales del pasado mes de octubre la llamada, de nuevo, del seleccionador español Valero Rivera, que hoy volvió a reconocer públicamente su error, al dejar fuera de los pasados Juegos Olímpicos de Londres al mayor de los hermanos Entrerríos.

"Reconozco que fue un error", indicó Rivera, que siente una profunda admiración por el asturiano, al que no dudó en señalar como uno de los mejores jugadores de la historia del balonmano español. "Alberto es uno de los mejores jugadores que ha dado el balonmano español. Una persona ejemplar, un señor, dentro y fuera de la pista".

Elegancia que Entrerríos, elegido mejor lateral izquierdo del Mundial, volvió a exhibir en las celebraciones de su segundo título universal, un logro que, como recalcó una y otra vez, se debe única y exclusivamente al trabajo colectivo de todo el conjunto español.

Y es que Entrerríos, aquel "saco de nervios" como le definía su primer entrenador en el Colegio Noega de Gijón, sabe que el mejor balonmano, como la mejor música, en especial el rock con sabor sureño de sus admirados Mclan, suena mejor cuando los solistas se ponen al servicio del grupo.

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