Madrid, 25 ene.- El estadio de Anduva, donde anoche el Mirandés logró una histórica clasificación para las semifinales de la Copa del Rey al vencer 2-1 al Espanyol, carecía de sala antidopaje y los controles hubieron de practicarse en un vestuario que no cumplía la reglamentación, según el árbitro.
"Antes de iniciarse el encuentro", refleja el colegiado Miguel Ángel Ayza en el acta, "constaté que no había sala antidopaje".
El árbitro relata que durante el descanso entró a su vestuario David Cornejo, secretario de la Comisión Antidopaje de la Federación Española de Fútbol, para comunicarle que se iba a efectuar un control antidopaje.
"Pero que al no existir en las instalaciones una sala conforme a la normativa existente", explica el árbitro, el secretario le indicó que "el sorteo del control se iba a efectuar en la sala de utillaje y dicho control se realizaría en un vestuario anexo que no cumplía con ninguna de las características requeridas en la reglamentación vigente".
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