"El Gran Premio era rentable en 1996 cuando solamente le costaba al Gobierno 1.7 millones de dólares, pero en los últimos años los contribuyentes han estado enfrentándose a facturas de 50 millones. El Gobierno debería reducir pérdidas y dejarlo", señaló el miembro del parlamento Michael Danby.
Melbourne lleva acogiendo la carrera desde 1996, pero las pérdidas de los últimos años han abierto un debate sobre si se debe o no continuar organizando este evento del Mundial de Fórmula1.
"Han subido los costes, la menor presencia de espectadores o el malestar de los ciudadanos locales. Para mí todo indica que la carrera esta diciendo 'gracias por los recuerdos', pero negando querer renovar su contrato", añadió Danby.
Por otro lado, los defensores de la carrera argumentan que la prueba supone una "publicidad incalculable" para la ciudad australiana, además de ser un "gran reclamo" para los turistas, mientras que Bernie Ecclestone, mandamás de la Fórmula 1, cree que el 'gran circo' "podría sobrevivir" sin la prueba australiana.
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