Esta vez no pudo ser. El Barcelona le dio el alta médica a Messi y Tito Vilanova lo alineó esperando que estuviese bien o que al menos surtiese el efecto 'Cid' que tuvo contra el PSG. No fue así.
No solo no apareció e hizo alguna jugada sino que coaccionó el juego del equipo. Con el argentino en el terreno de juego, sus compañeros buscaron su colaboración. Esperaron un rayo de inspiración que no apareció: ni cuando los bávaros apretaban para robar la posesión, ni cuando el Barça necesitaba un milagro para obtener algo positivo en Alemania.
Criticar la actuación del argentino en una de sus mejores temporadas puede sonar ventajista. Hizo un mal partido y quizás no debería haber jugado. Pero si el argentino jugó el peor partido desde que es profesional, se debe en gran parte a la decisión del cuerpo médico y del técnico de alinearlo de titular tras 15 días sin competir.
El propio argentino aseguró que estaba 'bien de la lesión' pero había notado el tiempo parado. Cesc y Alexis rindieron por encima de su nivel cuando el argentino no estuvo en el campo y visto el resultado, quizás hoy era el día para probar si este Barcelona es capaz de rendir al más alto nivel sin su estrella.
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