Berlín: 711 ciudadanos y una calle "argentina", en la marea de la Mannschaft

  • Apenas 711 argentinos registrados como tales residen en un Berlín dominado por un fervor hacia su "Mannschaft" similar al que se vivió en la Copa del Mundo de 2006, lo que no impide a esa minoría defender a la albiceleste con energía pese a la inferioridad numérica.

Gemma Casadevall

Berlín, 12 jul.- Apenas 711 argentinos registrados como tales residen en un Berlín dominado por un fervor hacia su "Mannschaft" similar al que se vivió en la Copa del Mundo de 2006, lo que no impide a esa minoría defender a la albiceleste con energía pese a la inferioridad numérica.

La capital alemana tiene incluso una Argentische Allee en Zehlendorf, un hermoso y apartado barrio salpicado de lagos y bosques, como recordaba hoy el diario "Der Tagesspiegel", víspera de la final mañana del Mundial 2014 en el estadio de Maracaná.

Es imposible dar con una bandera o ciudadano de nacionalidad argentina en la calle, que adoptó ese nombre en 1934, en tiempos de Adolf Hitler, "por simpatías de los nazis con los regímenes dictatoriales en Sudamérica", declara a ese medio el presidente de la asociación histórica del distrito, Klaus-Peter Laschinsky.

Alude el rotativo a Agustín Pedro Justo, presidente argentino entre 1932 y 1938, periodo marcado por la corrupción y el fraude, y recuerda que no es la única calle de reminiscencias nazis del distrito: ahí está la Spanische Allee, bautizada así en 1935 en "honor" a la Legión Cóndor hitleriana que arrasó Guernica.

Poco que ver, el callejero, con la 'argentinidad' del Berlín de hoy que defiende a la albiceleste desde una capital alemana cuya población mayoritaria, lógicamente, quiere para la "Mannschaft" de Joachim Löw la Copa del Mundo.

No se espera el domingo una presencia de banderas argentinas en la Milla del Aficionado berlinesa, junto a la Puerta de Brandeburgo, comparable con lo que fue el notorio desfile de la brasileña en las semifinales que destrozaron al anfitrión por 1-7.

En Alemania hay registrados 34.495 brasileños -más los muchos simpatizantes locales con el fútbol anfitrión- frente al total de 4.613 ciudadanos con pasaporte argentino en toda Alemania -según cifras de la Oficina Federal de Estadística de 2012-.

Pero la realidad de los argentino-berlineses escapa a la mera comparativa estadística: entre los sufridores con el corazón partido estará parte de la redacción del canal en español para Latinoamérica de la televisión pública Deutsche-Welle, entre ellos la moderadora Pía Castro y el comentarista deportivo Leandro Fest.

"Me acabo de dar cuenta que estoy casada con un alemán", escribía en twitter Castro, argentina y esposa del líder del partido los Verdes, el germano-turco Cem Özdemir, tras la semifinal Argentina-Holanda que definió al rival de Alemania en el Maracaná.

"Argentina se hizo grande con Chiquito Romero. ¿Podrá con Alemania?", se preguntó esa noche en su comentario Fest, el polivalente periodista y cantante de la banda de música Novochild, tan argentino-berlinesa como él mismo.

Es la tercera final mundialista que disputarán Alemania y Argentina, tras la victoria de la albiceleste de 1986 y la revancha de la "Mannschaft" en 1990. Veinticuatro años después, llega el momento del desempate.

Algunos entre los 711 residentes argentinos de Berlín verán el partido en la Haus der Kulturen der Welt -la casa de las Culturas del Mundo-, a escasa distancia de la Cancillería de Angela Merkel.

Allí seguirá el partido -como lo hizo en la semifinal contra Brasil- el ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, acompañado del embajador Daniel Adán Dziewezo Polski.

Menos institucional, pero sabrosa, es la invitación lanzada en facebook por la empanadería "Mama Gaucha" para seguir el partido en ese local del noctámbulo barrio de Friedrichshain, en un ambiente alejado del de las múltiples franquicias globalizadas de restaurantes dichos argentinos donde se sirve asado.

Por el barrio circulaba este sábado Ivo, un "simpatizante" alemán de 7 años, vestido con una camiseta con el nombre de Messi en la espalda, aunque sin los colores de la albiceleste, sino del Barcelona.

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