Brasil comienza a presionar al "traidor" Diego Costa en su vuelta a 'casa'

    • Algunos no le perdonan que juegue con España el Mundial y no con su país natal, Brasil.
    • Unas 1.500 personas se acercaros a ver a la selección y les obligaron a cambiar de campo de entrenamiento para que todos tuvieran asiento.
Diego Costa afirma que Scolari nunca lo llamó
Diego Costa afirma que Scolari nunca lo llamó

La selección española abrió las puertas de su segundo entrenamiento en la ciudad deportiva 'Cajú', donde la grada del campo principal se quedó pequeña para acoger a 1.500 aficionados. 'La Roja' recibió el cariño de los que serán sus vecinos en las próximas semanas, de todos menos de un reducido grupo, que se se centró descentrar a Diego Costa.

Durante varios tramos del entrenamiento y cada vez que el hispano-brasileño tocaba el balón le gritaban "traidor" por jugar con España y no con la selección de su país natal, Brasil, que no contaba con él a pocos meses del Mundial. Del Bosque le llamó, confió en su palabra y le esperó para que se recuperar de la lesión que le apartó del tramo decisivo en la Liga y de la final de la Champions.

En Brasil era un desconocido hace poco tiempo, pero ahora la 'torcida' ya sabe que es el gran peligro de la selección, uno de los hombres más en forma y que puede desequilibrar un partido igualado. Algunos quieren ponerle a todo el país en contra para que sienta la presión y no se convierta en el protagonista del Mundial.

"De momento estoy muy tranquilo y la gente me está tratando de maravilla. Sé que va a haber pitos y que no va a ser siempre así pero cuento con el apoyo de bastante gente que entiende por qué juego con España", aseguró Costa tras el entrenamiento. A sus compañeros y al seleccionador no les importa que le metán presión, porque Diego se crece ante las adversidades.

El entreno estuvo marcado por las fuertes medidas de seguridad. Hasta el 'cuartel general' de la Roja en Curitiba se desplazaron 300 miembros de la policía militar. La ciudad deportiva Alfredo Gottardi era rodeada por una fila humana ante la que se posicionaba en paralelo otra de policías perfectamente equipados con chalecos antibalas y pistolas preparadas, en una imagen impactante antes de un entrenamiento.

Los aficionados fueron llegando para esperar durante horas la apertura de puertas. La lluvia les respetó, no el frío al que bien están acostumbrados en esas tierras al sur de Brasil donde el invierno es más crudo y apenas da respiro. Todos pasaron un control policial, fueron cacheados antes de acceder a ver un entrenamiento con colorido de una hora de duración.

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