Brasil, otra vez será

  • Brasil tendrá que esperar lo que futbolísticamente más anhela, el oro olímpico, después de fallar de nuevo en su intento de conquistar un oro olímpico que le es esquivo hasta la frustración.

Ramón Orosa

Londres, 11 ago.- Brasil tendrá que esperar lo que futbolísticamente más anhela, el oro olímpico, después de fallar de nuevo en su intento de conquistar un oro olímpico que le es esquivo hasta la frustración.

Y no será porque la Confederación Brasileña de Fútbol no ponga todo de su parte para acabar con el mal fario que le persigue en el torneo olímpico, ya que esta vez, de nuevo, volvió a contar con todo lo que podía.

Que no era otra cosa que una de las generaciones jóvenes más prometedoras que se recuerdan, la nacida entre 1989 y 1992; una estrella camino de 'crack' -Neymar-; un trío de veteranos aún jóvenes y acreditadísimos en el fútbol mundial, y el entrenador de la selección absoluta, Mano Menezes.

Pero todo ello no ha conformado la impresionante 'verdeamarelha' que se esperaba. Al contrario. También esta vez Brasil, en la línea de lo que lleva siendo un par de décadas, ha disparado sin apuntar.

Los de Menezes han ido ganando sus partidos como por rutina y la obligación de hacerlo por ser Brasil, contado con decisiones arbitrales discutibles que le han venido bien y con pegada. Pero se ha estrellado en el momento decisivo.

Y la verdad es que no se puede quejar de nada. México le ha superado en la final de principio a fin y el fútbol que ha realizado no quedará mucho tiempo en la retina. Si acaso alguna genialidad de Marcelo, el mejor de su equipo junto a Leandro Damiao.

El ariete del Internacional de Porto Alegre ha ido rescatando gracias a su olfato a la 'canarinha' tanto en cuartos como en semifinales, pero en la final no ha podido con los centrales mexicanos ni con la sequía de juego de su equipo.

Plantado sobre dos medios centros que miran más para atrás que para adelante, Brasil ha vivido de que Marcelo se saliera del guión y Leandro Damiao exhibiese su amplia gama de recursos.

De Neymar no se ha visto casi nada y de Oscar menos. Oscar no ha manejado al equipo, como hizo con la Brasil campeona del mundo sub'20 el año pasado en Colombia, porque jugaba muy arriba.

Y Neymar, a pesar de su indiscutible categoría, tiene muy difícil desequilibrar a todo el sistema defensivo rival saliendo siempre de parado.

Pero el mayor problema brasileño en ataque fue la banda derecha, donde Rafael no ayuda como suelen hacerlo sus laterales y Hulk incluso perdió su sitio en el once. A pesar de todo ello, los de Menezes han sido de largo los más goleadores del torneo, con 16 tantos en seis partidos. Buen promedio.

Pero ni el juego ni su sistema defensivo han estado a la altura de su pegada. Para crear le faltaba un organizador. Pero sigue insistiendo en jugar con una pareja de volantes.

Y atrás, en medio de un confesado debate interno del cuerpo técnico, Gabriel en la portería no ha respondido como se esperaba. Ni como estuvo hace un año en la sub'20 campeona del mundo.

Aunque no solo el meta ha sido el responsable de los nueve goles que ha recibido Brasil, uno y medio de promedio por partido. Muchos para ser campeón y demasiadas facilidades para aguantar el empuje de un equipo solvente y aguerrido como el mexicano.

Por ahí se le fueron a Brasil sus opciones de lograr lo que tanto ansía: el primer oro olímpico. No hizo lo que debía para conquistarlo y, además, se encontró con un equipo mejor. Así que, otra vez será.

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