Caballos, sombreros y champán: el polo divierte a Lagos

  • Influyentes políticos, hombres de negocios al más alto nivel, jugadores profesionales llegados desde Argentina, Siria o Sudáfrica... durante el torneo anual de polo de Lagos (Nigeria), el espectáculo se desarrolla sobre el césped, y también sobre las gradas.

En el momento en que el equipo Bonhams de Lagos se enfrenta a los Akasma de Kano bajo la canícula, un pequeño grupo de chicas jóvenes y elegantes degustan una copa de champán Veuve Cliquot, uno de los patrocinadores del evento, situadas bajo las sombrillas color naranja vivo.

El torneo, que comenzó el miércoles y finalizará el domingo 21 de febrero, "será el mejor que hayamos tenido nunca", promete Ayo Olashoju, capitán del Lagos Polo Club: Más de 30 equipos, una superficie de juego remodelada, espectaculares caballos tratados con mimo, y varios profesionales extranjeros contratados por los equipos.

"Este es mi noveno año en Nigeria. Hemos jugados seis veces en Kaduna (norte) y cuatro veces en Lagos. Y cada año es mejor", señala Santiago de Estrada, jugador profesional argentino, más conocido como 'Chino'.

Lagos "se convierte verdaderamente en un club al que es agradable venir a jugar", incluso aunque el clima sea caluroso y húmedo, prosigue el argentino, mientras se abrocha sus botas sobre su pantalón blanco poco antes del comienzo de un partido.

El Club de Polo de Lagos, una gran extensión de vegetación en el corazón de Ikoyi, uno de los barrios más exclusivos de Lagos, tiene un largo pasado vinculado con el polo.

El ejército británico, que llevó este deporte ecuestre de equipo a Nigeria en 1904, ya jugaba a polo en este paraje que entonces era una pista de aterrizaje para aviones militares, cuenta Ade Laoye, presidente del club.

Con el paso de los años, el club se convirtió en punto de reunión de las personalidades más influyentes del mundo de la política y de los negocios. Los cuarteles de Dodan, sede de dictaduras militares que se sucedieron desde 1966 estaban situadas justo al lado. Y se dice que buen número de jefes de estado se reunían frecuentemente en el Club durante aquel periodo, en especial el general Yakubu Gowon, un ferviente jugador de polo.

Hoy, el club cuenta con 240 miembros, entre ellos 80 o 90 jugadores, y sigue siendo frecuentado por la élites políticas y económicas del país. Entre los jugadores locales que participan en el torneo destaca el hijo del antiguo gobernador de Lagos, Bola Tinubu, así como varios miembros de la familia Denata, toda una dinastía de empresarios procedente del norte del país, y familiares de Aliko Dangote, el hombre más rico de África.

Y los 'VIP' que no estén sobre el terreno de juego lo estarán en las gradas durante las dos semanas de competición. Eventos como desfiles de moda, exposiciones de arte o concursos de sombreros acompañan a la pura competición deportiva.

Murtala Dankaka, un hombre de negocios que ronda la cuarentena, y capitán de los Akasma de Kano, la mayor ciudad del norte, reconoce montar a caballo desde su infancia, en una región de gran tradición ecuestre.

Los Emires, personalidades muy importantes de la comunidad musulmana, "han sido siempre grandes caballeros. Siempre les ha gustado montar a caballo y han animado a sus hijos a montar a caballo", lo que explica el éxito del polo en el norte del país, según Laoye.

El 'Dubar', un desfile de caballos y jinetes con turbantes de colores es una de las grandes atracciones culturales de Kano.

Hoy, las ciudades de Kano, Katsina et Kaduna cuentan con importantes clubes de polo,

En total Nigeria cuenta con "entre 35 y 40 clubes", estima Laoye, al que le gustaría que el Polo fuese un deporte "más accesible".

Su elevado coste sigue siendo un freno, explica Edozie Onwuli, un agente de inmigración que juega en la localidad de Ibadan, a 130 kilómetros de Lagos.

"Si compras un pony 'local', que viene de Chad, de Niger, o de Sudán, eso cuesta entre 300.000 y 1,5 millones de nairas (entre 1.300 y 6.700 euros), pero por un sudanés puro el precio puede alcanzar los tres millones de nairas (13.400 euros)", señala. Y por una montura argentina "el no va más" en Lagos, "eso puede subir hasta los 50.000 dólares", exclama.

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