17 de noviembre de 2010. Con un "hasta luego, Lucas", aquella célebre frase que Chiquito de La Calzada puso de moda en televisión, dijo adiós Carlos Moyá, como hacía años había dicho "hola" al mundo del tenis tras perder la final del Open de Australia ante Pete Sampras. Fue el día que comenzó una carrera que le llevaría a ser el número uno del mundo años después.
Pero para alguien que se ha dedicado al tenis desde que casi no levantaba un palmo del suelo, cortarse la coleta no es algo tan sencillo. Moyà no tardo en unirse al circuito senior, ese que permite a exestrellas de la raqueta seguir en el mundo del deporte y, además, hacer las delicias de los espectadores.
¿Por qué hay alguien que no se acuerde de Thomas Muster, el austríaco que dominaba la tierra como Nadal años después? ¿Alguien ha olvidado a Pete Sampras, considerado uno de los mejores tenistas de la historia? Pero también hay otros nombres como Mark Philippoussis, Tim Henman, Mats Wilander o Kafelnikov. Y muchos más.
Moyà sólo descansó unos meses desde su retirada. El mallorquín debutó en el "Champions Tour" el pasado mes de mayo, en Bogotá. En tierras colombianas ya dejó claro que no pensaba pasearse en el circuito senior. Llegó a la final y la perdió ante el australiano Philippoussis. No tardó en quitarse la espina ya que una semana después, en Sao Paulo, se llevó su primer título.
Bélgica y China fueron sus siguientes conquistas. En Chengdu derrotó en la final al marroquí Younes El Aynaoui 6-2, 7-6(6). No significaba sólo llevarse un trofeo más a casa, sino, también, convertirse en el número uno del mundo. Ni siquiera ha pasado un año de su retirada. Y sí más de doce de conseguir lo mismo en la ATP. Los viejos rockeros nunca mueren.
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