Casillas, Xavi y Sergio Ramos resucitan el espíritu de la España de 2010

    • El ambiente que se vive en la selección no es de hastío, ni el de un final de temporada agotador sino el de encontrar el mejor refugio de felicidad y aprovechar la oportunidad para reivindicarse personalmente.
    • Los jugadores del Barcelona llegan señalados y dolidos por las críticas tras su peor temporada en muchos años, mientras que los del Real Madrid y Atleti buscan hacer historia.

Casillas, Ramos, Costa y Fábregas
Casillas, Ramos, Costa y Fábregas
Ulises Sánchez-Flor

Le hacían falta a la selección española nuevos impulsos para revitalizarse y recuperar las inquietudes que le llevaron a ser campeona de Europa en dos ocasiones (2008 y 2012) y del Mundo en Sudáfrica 2010. El puntilloso y habilidoso Del Bosque ha puesto en marcha una serie de mecanismos para despertar el apetito, como una lista en la que se confía en gran parte del grupo que ya está hecho y otros jugadores que fomentan la competencia interna (Diego Costa y Koke, como casos más palpables). El liderazgo está claro. Recae en los tres capitanes: Casillas, Xavi y Sergio Ramos, que se encargan en privado y también en las redes sociales de aunar a la plantilla, formar la familia, y enviar mensajes de motivación, ilusión y hambre.

El ambiente que se vive en la selección no es de hastío, ni el de un final de temporada agotador, en el que los futbolistas reflejan en su cara la pesadez de un duro calendario. Hasta siete jugadores han llegado hasta el último partido del calendario con la disputa de la final de la Champions y su incorporación a la concentración, con ese viaje a Washington, confirma que se toman este Mundial con ilusiones renovadas. Los madridistas (Casillas, Sergio Ramos y Xabi Alonso) y los rojiblancos (Juanfran, Koke, Villa y Diego Costa) han sido los últimos en llegar y su presencia ha servido para unir un grupo en el que hay muchos jugadores que buscan en este Mundial resarcirse de una mala temporada a nivel colectivo y personal. La selección es hoy un refugio de felicidad y un trampolín para alcanzar sus sueños.

Todos tienen cuentas pendientes para el Mundial. Principalmente los del Barcelona. Xavi, Piqué, Busquets, Jordi Alba, Iniesta, Pedro y Cesc están ante la oportunidad de reivindicarse y olvidar lo que ha sido una nefasta temporada en el Barça. Son el corazón de esta selección y su espíritu competitivo y ambición servirá de estímulo al resto de jugadores. Ellos no han ganado nada. Han terminado la temporada en blanco y no es normal en una serie de jugadores que han dominado el fútbol en los últimos años. Xavi, el arquitecto del juego, llega dolido por la irregular campaña de su equipo y con el orgullo tocado por no contar para el 'Tata' Martino en una serie de partidos. Su futuro es incierto con Luis Enrique. Lo mismo que Pedro y Cesc. Les une la ambición de mostrar su potencial en esta cita con la selección.

Si a ellos les unimos a otros que han pasado por malos momentos y que ven la selección como una oportunidad única para hacer historia y consagrarse como ídolos, el equipo de Del Bosque se presenta como uno de los más peligrosos. Es el caso de Iker Casillas, que acaba la temporada como campeón de Europa y de la Copa del Rey, pero con la espina clavada por su suplencia en la Liga y ese fallo en la final de Lisboa que le costó un gol a su equipo. Casillas tiene otra cara, más fresca y relajada, y se ha visto desde el primer día que se ha incorporado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Ha recuperado esa actitud desenfadada, bromista y una sonrisa que había perdido en el Real Madrid. Se subió al avión con destino a Washington como si fuera la primera vez que iba a disputar un Mundial. Y ya va para el cuarto.

También le viene bien este Mundial a Xabi Alonso, que no estuvo en la final de la Liga de Campeones. Y a Sergio Ramos, que se puede consagrar como el mejor defensa central del mundo tras su exhibición ante el Atleti. Lo mismo que a Diego Costa, que tiene cara de gamberro y espera liarla en su país. David Villa, otro de los más sonrientes en la concentración, no está dispuesto a desaprovechar esta ocasión porque puede ser, con casi toda probabilidad, su último Mundial. En el mismo caso está Fernando Torres, que ha sufrido durante meses la suplencia en el Chelsea y que, gracias a su esfuerzo y tenacidad, se fue ganando un puesto en el once de Mourinho y le ha valido para subirse al avión que lleva a la selección española a buscar el objetivo de conquistar la segunda estrella.

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