El delantero uruguayo del PSG, Edinson Cavani eligió la peor manera posible de celebrar su gol ante el Lens. El 'charrúa' transformó un penalti y celebró su gol figurando que disparaba un fusil, algo que se ha visto en muchos campos del mundo.
Entonces, el colegiado del encuentro le sacó amarilla por esa celebración, Cavani protestó la amonestación y el árbitro le mostró la segunda amarilla ante la incredulidad del delantero del equipo parisino, que se quedó con 10.
El uruguayo recibió seguramente la expulsión más absurda de su carrera. Pero no es la primera vez que una celebración desafortunada conlleva una amarilla. El gesto de mandar callar al público tan habitual puede considerarse un menosprecio hacia el público y puede ser castigado también con tarjeta amarilla.
Algo parecido le ocurrió en la temporada a Leandro, delantero del Valencia en la temporada 1995-96. Su polémica celebración poniéndose a cuatro patas sobre el césped haciendo que orinaba como un perro le costó una sanción por reincidencia cuando lo hizo en el Vicente Calderón.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios