Champions, Real Madrid 4-0 Copenhague: los blancos atacaron y marcaron porque mejoraron en defensa

    • La vuelta de Varane y Marcelo permitió al equipo sacar la pelota con mayor fluidez y encontrar un puñal en la banda izquierda.
    • En estático, los blancos volvieron a replegar líneas dejando al Copenhague la iniciativa durante sesenta metros.

Ya llueve menos en el Bernabéu. Tras la derrota ante el Atlético de Madrid del sábado, el equipo necesitaba una victoria en Champions ante el Copenhague para empezar a asimilar el sistema de Ancelotti y coger confianza. El técnico italiano movió bastantes fichas e, incluso, varió su sistema táctico. El equipo mejoró, especialmente en ataque, aunque no tanto por los jugadores del medio campo en adelante como sí por los defensas.

Igual que los delanteros son -o deberían ser- los primeros defensas en un equipo de fútbol; los defensas son los primeros atacantes. De ellos depende dar el primer pase para tejer una jugada ofensiva. Ese papel lo asumió desde su llegada a Madrid el joven Raphael Varane. El galo, que empezó la temporada lesionado, se antoja pieza clave en este equipo que, en teoría y en palabras de Ancelotti, quiere jugar bien.

Varane asumió el mando de la defensa, controlando la pelota con la confianza de un titularísimo y repartiendo juego indistintamente en horizontal y en vertical como si fuese un mediocentro.

El otro defensa que brilló con luz propia fue Marcelo. Al igual que Varane, volvía tras lesión y, en apenas noventa minutos, dejó claro que el equipo le necesita. Sus subidas por banda, siempre imprevisibles y generosas en el esfuerzo permite a sus compañeros tener siempre una opción a quien pasar la pelota. El brasileño cabalgó una y otra vez la banda zurda del Bernabéu finalizando muchas jugadas con centros, paredes o remates.

El Madrid ante el Copenhague mejoró porque atacó más, mejor y con muchos peligro. Di María, Modric y Cristiano Ronaldo tuvieron gran parte de culpa, aunque poco podrían haber hecho si Varane no hubiese ejercido de Hierro atrás y Marcelo no se hubiese animado a coger el testigo de Roberto Carlos por la banda.

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