Cierra un Wimbledon soleado con menos espectadores

  • Londres.- La 124 edición del torneo más antiguo de tenis del mundo, Wimbledon, cerró hoy tras entregar el título al español Rafael Nadal y disfrutar de trece días sin interrupciones por la lluvia, algo poco usual en las instalaciones londinenses, cuya capacidad se redujo 2.500 espectadores por jornada.

Cierra un Wimbledon soleado con menos espectadores
Cierra un Wimbledon soleado con menos espectadores

Londres.- La 124 edición del torneo más antiguo de tenis del mundo, Wimbledon, cerró hoy tras entregar el título al español Rafael Nadal y disfrutar de trece días sin interrupciones por la lluvia, algo poco usual en las instalaciones londinenses, cuya capacidad se redujo 2.500 espectadores por jornada.

Un sol intenso y temperaturas que rayaban, en ocasiones, los 30 grados crearon una estampa absolutamente veraniega, donde los chubasqueros y paraguas fueron sustituidos por gorras, vestidos, crema solar y helados.

Sólo hubo una ocasión para recurrir al techo retráctil de la pista Central, estrenado en 2009. Fue en el partido de primera ronda disputado entre el serbio Novak Djokovic, tercer favorito, y el belga Olivier Rochus, que se celebró en el último turno del día y requirió luz artificial para poder concluir.

También marcó esta última edición el descenso de público, limitado por el All England Club, que determinó la capacidad de sus instalaciones en 37.500 personas, 2.500 menos de las que hasta el año pasado podían disfrutar al mismo tiempo de lo que se vivía dentro.

No obstante, durante varios días de la primera semana se superaron los 40.000 espectadores, pues entre ellos estaban los más madrugadores que abandonan pronto el club y aquellos que aprovechaban la salida de otros para conseguir el acceso.

Fue el día 24 de junio, primer jueves y cuarta sesión de torneo, cuando se alcanzó, con 42.608 personas, el récord de visitantes en esta edición, por la que pasaron un total de 487.910 a lo largo de la competición.

Conforme pasaban los días y la meteorología no cesaba en acompañar al torneo, mayor era la sorpresa. Sólo en dos o tres jornadas de la segunda mitad las nubes dominaron el panorama, pero incluso fueron bien recibidas como un alivio al final de un mes de junio caluroso en Inglaterra. No llegaron a alterar el orden de juego.

La lluvia ha sido en muchas ocasiones protagonista del tercer Gran Slam de la temporada que, precisamente por todas las anécdotas vividas, fue dotado de un techo retráctil para su pista Central.

Ya la primera edición de Wimbledon, en 1922, estuvo regada por una intensa tormenta que empapó la presencia en el club de su majestad el rey Jorge V. Tras varias jornadas aguadas se tuvo que completar el calendario el tercer miércoles.

También en 1955 de nuevo la lluvia fue protagonista y los frecuentes chaparrones provocaron que los túneles adyacentes a la Pista Central se inundaran. Capítulos así se repitieron en 1985, en 1991 y en 2004.

El 29 de junio de 2009 se recurrió por primera vez al nuevo techo retráctil, inaugurado en esa edición, cuando disputaban un duelo de octavos de final la entonces número uno del mundo, la rusa Dinara Safina, y la francesa Amelie Mauresmo.

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