Darfur United, la historia de cómo el fútbol cambió la vida de los refugiados de Sudán

En 2012 nació en Chad el equipo de los refugiados de Darfur. Gabriel Stauring, su fundador, relata a La Información las increíbles historias de superación de cada miembro del equipo. 

Darfur United.
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Facebook Darfur United.

Sudán es un país asolado por el conflicto. Desde el 2003, la milicia árabe 'yanyauid' ejerce su opresión en un territorio en el que los que más sufren son los de siempre: la población civil. Asesinatos, secuestros de niños y violaciones de mujeres han forzado a miles de habitantes de Darfur (ciudad del sur) a recorrer cientos de kilómetros por el desierto para alcanzar la República de Chad, y allí vivir en condición de refugiados.

La situación en la frontera donde existen 12 campos de refugiados es precaria. Se han producido recortes en todos los servicios básicos, entre ellos una reducción del 60% en las raciones de comida para las 350.000 personas que viven en ellos, pero desde 2012 un rayo de esperanza apareció en forma de balón.

La ONG 'I-ACT' creó ese año el Darfur United, un equipo de fútbol formado por refugiados de Darfur de esos 12 asentamientos que han vivido el terror en primera persona.

La palabra "refugiado"· está al orden del día por el conflicto que tiene lugar en Siria, pero los ciudadanos de Darfur llevan sufriendo las consecuencias de una guerra inútil y "son completamente olvidados". Estas son palabras de Gabriel Stauring, fundador de 'I-ACT' y del Darfur United, que analiza para La Información la situación de los refugiados en esta zona de África y cómo la creación del equipo y la academia de fútbol han cambiado sus vidas.

"Llevé una pelota y dejaron de ser refugiados para ser futbolistas"

Esta frase de Gabriel Stauring resume la fascinación de los refugiados de Darfur con el fútbol. En 2005 realizó el primero de sus 22 viajes a los campos de Chad y llevó una pelota consigo. Inmediatamente, se dio cuenta del poder de este deporte.

"Sabíamos que era importante utilizar el deporte como apoyo para los niños"

"Llevé una pelota y comencé a jugar con algunos de los refugiados. Fue increíble ver la alegría que sentían con el fútbol. Por un momento no eran refugiados, no eran víctimas ni supervivientes, eran simplemente futbolistas",explica Gabriel.

Desde ese primer contacto con el esférico, Gabriel no lo dudó: había que fomentar el fútbol en los campos de refugiados. Siguió llevando material para que los jóvenes disfrutasen hasta que en 2011 se enteró de una gran noticia.

"En 2012 se celebraría un torneo internacional para equipos que no eran reconocidos por la FIFA, y pensamos ¿por qué no creamos un equipo de refugiados?", afirma el activista natural de California.

Parecía un objetivo imposible en términos de logística y por las políticas que no reconocen a los refugiados, pero comenzó a preguntarles y la idea les encantó, suponía un soplo de aire fresco en medio de tanta negatividad.

Gabriel y su equipo, que está formado por tres trabajadores más y cerca de 25 voluntarios, se pusieron manos a la obra para formar el equipo y disputar la Copa del Mundo CONIFA (Confederación Internacional de Asociaciones de Fútbol Independiente) en Iraq, justo un año después, y esa no fue la única buena noticia.

"Sabíamos que era importante utilizar el deporte como apoyo para los niños. Queríamos ofrecerles más que un torneo cada dos años y así surgió la idea de la academia del Darfur United", relata.

En la academia se entrenan las habilidades del deporte rey, pero sin duda alguna la parte más importante es la psicológica, donde el "liderazgo" y la "capacidad para interactuar" se potencian por dos motivos: formar personas con los valores de la paz y hacerse fuerte ante unas condiciones de vida casi inhumanas.

Ismail, el portero que salvó su vida cruzando el desierto

Para poner en situación cómo era la vida de los refugiados en Darfur, solo hace falta conocer la espeluzante historia de Ismail Gamaradin, el actual guardameta del Darfur United.

Habitante de una pequeña ciudad en Sudán, una mañana como otra cualquiera fue con sus padres al mercado. De repente, el caos reinó en la zona. La milicia 'yanyauid' atacó la ciudad con el fin de matar a todos los hombres y secuestrar a las mujeres y los niños.

Una bala alcanzó al padre de Ismail y este, moribundo, dedicó estas últimas palabras a su hijo y su mujer: "Reúne a todos los niños y corred si queréis salvar vuestras vidas".

Con unas pocas provisiones en mano, Ismail, su madre y sus hermanos iniciaron una travesía en el desierto que duró días. El peligro estaba en todas partes. Los 'yanyauid', que reciben dinero y armas del gobierno de Sudán, podían aparecer en cualquier momento.

"La historia es increíble porque la madre fue capaz de llevar hasta Chad a todos sus hijos. Además, también les convenció para retenerles en los campos de refugiados, porque al cabo de unos años intentan irse", asegura Gabriel.

"Las condiciones de vida en los campos de refugiados están empeorando"

Hoy Ismail es el portero del Darfur United. Su carisma y su optimismo constante le convierten en uno de los pilares de un equipo en el que cada miembro tiene una historia de superación mayor que el anterior.

Y es que estas historias no hacen más que agrandarse en los campos de refugiados. Si bien es cierto que las condiciones de vida son mejores que en Darfur, "todo está empeorando".

"Es triste. Después de tantos años piensas que la gente que vive en los campos pueden tener más oportunidades y que podrían estar viendo la luz al final del túnel y tener un futuro mejor, pero es lo contrario", señala Gabriel, que añade que "las raciones de comidas han sufrido recortes del 60%", dentro de un programa de recortes en todos los servicios básicos.

Los refugiados se encuentran en una encrucijada. En sus zonas de residencia actuales la gente enferma "muere pronto". Los niños tienen difícil superar "sus primeros cinco años de vida" y la violencia en Darfur impide una vuelta a su país de origen.

"Al mismo tiempo no hay un lugar en el mundo al que puedan ir y encontrar un trabajo para vivir mejor, no pueden hacer nada en ningún sitio por su condición", asevera.

La palabra "refugiado" está de moda en las noticias ahora por el conflicto en Siria, pero esta gente de Darfur ha experimentado esto durante más de una década y "están completamente olvidados", apunta Gabriel. Y en este contexto, 13 de ellos encontraron una vida mejor en el extranjero gracias al fútbol.

El fútbol dio una nueva vida a 13 refugiados

Para el Mundial celebrado en Iraq en 2012, los entrenadores del Darfur United (nativos de Darfur), seleccionaron a 60 futbolistas, cinco de cada campo de refugiados.

En la prueba final, de esos 60 se eligieron a 20, y finalmente a 16 que viajaron Iraq. En 2014, con motivo de la Copa del Mundo en Suecia se hizo el mismo proceso, pero esta vez, el premio fue mayor.

"No estaba planificado de esa forma, pero ocurrió. Una vez llegaron a Suecia, 13 de nuestros futbolistas pidieron asilo político. Lo vieron como una oportunidad y lo hicieron de manera legal. Suecia fue un gran ejemplo de cómo recibir a unos refugiados", apunta Gabriel. Ahora esos 13 futbolistas disfrutan de una vida mejor y pueden ayudar a sus familias de los campos de refugiados en la distancia.

"Desafortunadamente hay una Copa del Mundo de CONIFA este año en Abjasia, pero nuestro equipo no fue seleccionado para participar. Se hicieron unas votaciones con los miembros de las asociaciones, y directamente no tuvimos los medios necesarios para ir a la asamblea general", cuenta el fundador del equipo.

Por ello, el IACT busca la forma de reunir a sus futbolistas suecos para que el Darfur United juegue algún partido internacional el próximo verano, y para que la concienciación sobre la situación límite de los refugiados siga su curso.

Una rutina de trabajo basada en lo psicológico

Primero se eligen a los entrenadores. A primera hora de la tarde se entrena a los más mayores (hasta 13 años) porque hace mucho calor en la zona de Chad, y después a los más pequeños.

Este es el funcionamiento de la academia del Darfur United. Su rutina de trabajo consta de tres partes. La primera se caracteriza por ejercicios de relajación y respiración para que los jóvenes olviden su complicada situación y se centren en el deporte.

Después comienza el calentamiento como el que tiene cualquier otra academia de fútbol en el mundo. "Fue diseñado por entrenadores importantes", manifiesta.

En cuanto a las técnicas futbolísticas que se entrenan, los conceptos básicos de pase, tiro y control del balón son las más habituales. El fútbol es el preludio de una última parte del entrenamiento en la que se realizan juegos colectivos. Ahí el único objetivo es "que se lo pasen bien". Lo aprendido se pone en práctica en los torneos internacionales. Ganen o pierdan lo importante es cómo difunden su historia.

"Es la primera vez que nuestros futbolistas se ponen zapatos y juegan sobre hierba. Es un reto en el campo, pero también es increíble verles a ellos después de haber perdido 18-0 salir del campo y atender a la prensa, ya que los medios se acercan a los futbolistas porque saben que tienen historias increíbles", explica.

"Queríamos hacerlo mejor y estamos decepcionados con el resultado, pero también estamos pensando en la gente de los campos de refugiados y la de Darfur", cuentan los jugadores tras los partidos. Simplemente son grandes embajadores para su pueblo. Además, la formación psicológica les ayudará a ser ciudadanos pacíficos.

Un equipo femenino y nuevas academias para el futuro

Los objetivos que tiene a partir de ahora el Darfur United son dos: crear un equipo femenino y una academia en los 12 campos de refugiados de Chad. Ahora mismo hay tres academias, pero este año "queremos crear cinco más y en 2017 tener una en cada asentamiento", aclara Gabriel.

"Las mujeres quieren tener las mismas oportunidades que los hombres y de hecho nos lo han pedido. Cuando creamos el equipo masculino nos dijeron, ¿Eh, qué pasa con nosotras?". Este reclamo es otro de los impulsos para el Darfur United.

En un mundo ideal, el sueño del IACT es que sean una selección reconocida por la FIFA, pero se antoja muy complicado. El Darfur United no ha conseguido todavía que ninguno de sus jugadores recale en un club de fútbol profesional, pero seguirán trabajando para ello porque hay "talentos muy grandes" en las zonas de residencia de los refugiados.

Sin embargo, esa no es la meta prioritaria por ahora según cuenta Gabriel: "Queríamos que el mundo conociese la historia de los refugiados de Darfur y lo estamos consiguiendo poco a poco". Gracias al fútbol, los refugiados de Darfur salen del anonimato y optan a una vida mejor. Aún así, queda mucho por hacer.

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