De repente, Álvaro Medrán

  • La victoria del Real Madrid Castilla ante el Sabadell tuvo consecuencias doblemente positivas para los blancos Por un lado permite a los madridistas depender de sí mismos para lograr la permanencia. Por otro, será recordada como el bautismo de fuego para un cabo con aspiraciones de coronel.

Carlos Mateos

Madrid, 3 jun.- La victoria del Real Madrid Castilla ante el Sabadell tuvo consecuencias doblemente positivas para los blancos Por un lado permite a los madridistas depender de sí mismos para lograr la permanencia. Por otro, será recordada como el bautismo de fuego para un cabo con aspiraciones de coronel.

Finalizado el duelo asomó por la zona mixta el lateral izquierdo Jorge Casado para hablar ante los medios: "Cada vez que ha subido con nosotros ha demostrado que es un jugador muy válido para esta categoría, demasiada calidad incluso. Hoy ha salido y nos ha dado ese plus que necesitamos marcando dos goles con su pierna menos buena. Le agradezco la vida".

Unas palabras con alto contenido simbólico y que reflejaban la voluntad de remar todos en la misma dirección ahora que la orilla está cerca. El veterano puesto a los pies de un recién llegado que atiende al nombre de Álvaro Medrán.

Centrocampista incubado durante casi todo el curso en el tercer filial, a su irrupción en los últimos partidos solo parecía faltarle el premio del gol. Nadie intuía que reservaba la munición para el "día D" a la "hora H".

En el arranque de la segunda parte ante el conjunto catalán, y con empate a cero en el marcador, los ecos de los transistores indicaban que una victoria podría servir para jugarse el destino en la jornada postrera sin necesidad de mirar hacia otro lado.

Fue entonces cuando pisó el verde Medrán en sustitución de José Rodríguez y casi sin tiempo para atarse los cordones le pidió a Burgui que le sirviera un balón al espacio. Obedeció su compañero y tras golpear de primeras a portería, la irrupción de Crespí desvió el balón hacia el fondo de las mallas.

No terminaría ahí su aportación. Poco después, descolgado esta vez en banda derecha, recibió un pase en profundidad de Quini. Controló, condujo, marcó lo tiempos y definió con la izquierda desde la media luna valiéndose de un tiro raso.

Casi en frío había levantado el partido y a Valdebebas. Un hecho que no pasó desapercibido para su técnico: "Es un jugador al que conocemos perfectamente en el club. Sabemos de lo que es capaz. Sabemos que da un rendimiento seguro, pocas veces juega mal. Es ideal y genial para él porque todavía no había marcado con el Castilla y lo ha hecho hoy por partida doble".

En la misma línea se pronunció Sergio Aguza: "José Manuel Díaz está contando con él. Si lo ha subido es por algo. Ha respondido y mejor para nosotros que nos aporte goles, minutos y calidad. Está demostrando que tiene nivel para este equipo, está cumpliendo".

Tanto halago, en cambio, no afecta a la personalidad humilde del '34' blanco: "Me ha tocado a mi hoy marcar los goles como le podía haber tocado a cualquier otro. Yo vengo a aportar y así creo que lo he hecho. Ahora a pensar en el Murcia".

"Que esté aquí es trabajo de todo el equipo y es una satisfacción que me llevo enorme. Soy jugador del C y aquí vengo a aportar. Empecé la temporada en el C y esto me lo tomo como un premio de confianza del míster. Tengo que devolverle esa confianza en el terreno de juego. Sabe lo que le puedo dar al equipo y esa confianza es la que a mi me hace ir a muerte en todos los partidos y dar lo máximo", declaró.

Un discurso discreto e inalterable que solo se permite adornar con una mezcla de rubor y orgullo cuando se le mencionan antes de irse las palabras de Casado: "Es buen compañero, habla muy bien de mi. Pero soy uno más y ya está".

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